Capitulo 27

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Al despertar sentí un dolor de cabeza de infarto me dolía cada parte de ella y el solo abrir los ojos sentí un leve mareo que no soporte y me queje.

– Violela ¿estábien? – Dijo Camilo a mi lado – No, no diga nada, voy a traer una enfermera – dijo saliendo de lo que parecía ser la habitación del hospital.

Después de unos minutos volvió con dos enfermeras y tras ellas mi abuela, me examinaron por un rato probando mi tensión y pulso y al parecer estaba todo en orden.

–Solo uno de ustedes dos puede quedarse acá – dijo una de las enfermeras a mi abuela y Camilo.

–Yo me quedo – dijo mi abuela.

–No... Ab..uela deja por favor a Camilo un momento, no será mucho – dije a medio hablar, ella me miro con tristeza pero aceptó.

–Esta bien pero que no tarde, tu y yo tenemos que hablar –Dijo con seriedad y yo asentí.

Estoy en problemaspensé.

Ya al estar a solas con Camilo me di cuenta que tenía mas problemas con el que con mi misma abuela, ya que en ocasiones parecía mi papá.

–¿Puedo saber por qué lo hizo? – Preguntó muy serio.

–¿Le parece poco? Llevo una vida de mierda – respondí.

–Violeta, usted escogió esta vida – Me alego.

–Pero no quería esto, no pensé que todo esto pasaría, ahora sólo soy un juego – Dije con lágrimas en los ojos.

–¿De que habla?

–Ayer me vi con Jair – solté.

–¿Y? – dijo con cara de molestia – Usted lo ama – ahora al parecer estaba celoso.

–Nos acostamos... – suspire.

–¿Que la hace pensar que me interesa saber eso? – ahora si estaba molesto.

–Usted no me entiende...  Nos acostamos y se fue, solo jugó conmigo porque ni se despidió, solo se fue sin decir nada y me dejo una nota diciendo que no volvería, yo se que le falle pero no es justo, marica no es justo – dije empezando a llorar.

–¿Usted me esta hablando en serio? –pregunto tensionando su mandíbula – Yo le dije a ese malparido que no se atreviera a tocarla, el me juro que no lo haría, que según el venia a dejarle las cosas claras – continuó diciendo groserías entre dientes.

–¿Cómo así? – pregunté

–Pues que yo le dije que no hiciera eso porque seria ilusionarla e incluso el dijo que ya no le interesaba y mírelo, mucho hijueputa lo voy a matar – dijo apretando sus puños.

–No Camilo por favor –dije –Ya no vale la pena, me di cuenta que de verdad así es, por favor no haga nada – suplique.

–Usted no esta sola ¿entiende? Me tiene a mi y jamás le juro que jamas le fallaré – dijo dándome un abrazo demasiado fuerte – Yo a usted la amo – dijo dándome un beso en los labios, al principio no supe que hacer pero a medida de que sus labios se movían empecé a hacerlo yo también .

–Lo siento –dijo separándose de mi – le diré a su abuela que entré... No olvide lo que le dije – sali al terminar esa frase y yo solo me quede pensando.

Alejese de mi Camilo - Dije a media voz.

Ahora sí tenemos que hablar señorita – dijo mi abuela entrando casi al minuto que Camilo había salido.

–¿De qué? – dije intentando parecer lo mas normal y tranquila.

–Tan chistosa – dijo cruzándose de brazos.

–Que falta de humor abue, empieza – dije dándole una señal con la mano.

–Yo te encontré desmayada en la sala de la casa – yo asenti – y también cuando estaba atendiéndote el personal médico note unas marcas en tu cuerpo niña ¿me podrías explicar eso? Y también ¿por que tomaste esas pastillas? Y quiero una buena explicación ¿entendido? – entonces entendí que habría preferido que esas pastas me mataran antes que tener que darle una explicación a mi abuela.

–Lo de los brazos son... Cortadas y me tome las pastas porque me dolía la cabeza – Esta bien, era la peor mentira que podía haber inventado alguien en la humanidad

–¿Cortadas? ¿de qué? – preguntó exasperada – ¿y tenías que tomarte mas de una tableta para eso? Yo no soy boba – dijo ya algo enojada.

–Pues cortadas, de cuchillas y sí, me dolía mucho y pues tome una y no me pasaba, tome dos y tampoco, tres y tampoco, cuatro y tampoco... – Me interrumpió.

–Deja de tomarme del pelo Violeta no me saques de quicio – estaba realmente molesta y yo por dentro estaba riendo – Apenas salgamos de acá pagaremos un psicólogo, no entiendo el por qué de esa cortadas y no puede seguir pasando – aclaró.

–¿Psicólogo? No seas exagerada abuela, no es nada – quise parecer relajada.

–¿No es nada niña? Mírate – dijo intentando tomar mis brazos.

– Que no lo es y ya, que te quede claro que no iré a ningún psicólogo, así que no gastes dinero en eso... O ¿sabes que? Mejor sí, para ti porque al parecer te falta algo para pensar que debo un psicólogo – dije ahora yo molesta.

(...)

Ya estaba de nuevo en mi casa y al parecer habíamos intentado olvidar lo que había sucedido.

"Esta noche paso por usted a las 8 este lista que hoy tiene mucho trabajo" Jorge.

Entonces recordé que estaba pasando con mi vida y recordé la miseria de vida que llevaba y que tendría que acostarme con hombres quisiera o no.

ESPERÓ LES GUSTE MUCHO.

Violeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora