Capítulo 9

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Luego de lo ocurrido Lizz tenía tan solo un pensamiento en mente. Era oficial, Liam la mataría la próxima vez que la volviera a encontrar. Ella no debió haberse escapado tan descaradamente y frente a sus ojos pero se negaba rotundamente a volver a la Sede y aún más, a volver a estar encerrada. Pero Liam tampoco había sospechado nada. Ella había pensado en escapar desde el primer instante e increíblemente Damon no había hecho más que ayudar. Lizz guardaba la mala costumbre de prestar demasiada atención a las conversaciones ajenas, entre otras más. Al instante la mención de una estación de subway había captado su total atención y aún más cuando él había dado la localización exacta. El reto de velocidad a Jessy tan solo había sido la cereza del pastel. Había sentido a la perfección cuando Damon había quitado el seguro de la puerta, el ruido oculto tras el ronroneo del motor.

El resto solo había sido cuestión de correr. Algo que Lizz hacía muy bien.

Ella recordó lo sucedido en el departamento de Gael. Entonces la realidad de la situación la abrumó. ¿Dónde estaba su primo? Su padre había muerto en servicio militar y Gael había sido asesinada en su propio departamento. ¿Y el estudiante? Su cuerpo no había aparecido pero aquello no descartaba la posibilidad de que hubiera estado presente aquella noche que habían asesinado a Gael. ¿Había logrado huir? No, si Gael no había logrado salvarse el joven no habría tenido ni la menor oportunidad. ¿Lo habían atrapado? ¿Y por qué los rastros de una poción en su habitación?

Lizz no sabía qué creer pero, a pesar de todo, tomó una decisión. Quizás no había tenido relación alguna con Gael, quizás realmente no soportase a la mujer por la traición a su familia y a sus costumbres. ¿Realmente? ¿Romper siglos de cultura y tradición? ¿Abandonar todo por esa ciudad y casarse con un hombre común? Ella no podía aceptar aquello, no podía aceptar a Gael. Pero aquel joven era su primo, era parte de su familia, y ella deseaba encontrarlo y llevarlo a casa.

Se detuvo en la acera al ver el auto de Jessy aparcado delante del Empire State. Ella miró para todos lados pensando cuál era la vía de escape más efectiva y repasando el mapa de Manhattan en su mente con todas sus líneas de subway y bus. Se detuvo al no encontrar a Liam cerca mirándola con una furia asesina. Simplemente eran Damon y Jess, ambos apoyados tranquilamente contra el vehículo como si la estuvieran esperando.

Vio que él sostenía el arco y las flechas que ella debía devolver a cambio de sus armas. Resopló. Era como una trampa, una de sus perfectas trampas para atrapar a la presa. Definitivamente comenzaba a odiar el papel de presa. Primero el acecho... ¿Y ahora esto? ¿Una trampa perfecta para atraerla? Masculló una maldición al no tener otra salida y se acercó a ellos casi esperando que Liam apareciese en cualquier segundo.

—No me llevarán de vuelta a la Sede. ¿Verdad? —Preguntó Lizz.

Ella no sabía qué pensar de Damon pero por el poco tiempo que había pasado con él estaba casi segura que llevarla a la Sede no formaba parte de sus vacaciones. Por otra parte, ella no conocía a Jessy y siempre que Liam la había vuelto a atrapar ella había estado con él. Lizz tenía prohibido socializar con los demás miembros y en todo el tiempo que había pasado en la Sede la habían mantenido alejada de todos y con constantes guardias custodiándola.

—Te presento a dos caras Jess —Dijo Damon—. Una es su verdadera persona y la otra es la persona que finge ser para atrapar a un hombre.

—No te llevaré a la Sede —Dijo Jess—. ¿Entonces tú eres la hermana de Liam? No te veo realmente tan amenazadora como los guardias creen. Soy Jess.

—Lizz —Dijo ella.

—Hermoso nombre —Dijo Jess.

—Yo lo odio —Dijo Damon y Jess puso los ojos en blanco.

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