Capítulo 21

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Cuando Niall había dicho que estaría en cuestión de minutos ella no le había creído realmente. Lizz no estaba al tanto de que el hombrecillo trabajaba también en el Empire State, en otro de sus muchos pisos, y cuando este entró corriendo al piso 81.5 ella había estado ligeramente sorprendida.

El leprechaun se saludó amistosamente con Thomas y luego se dio vuelta y sonrió al mirarla.

—Mi señora cazadora. ¿Qué se le ofrece? —Dijo él.

—Ya te he dicho que puedes llamarme Lizz —Dijo ella.

—Lo siento, falta de memoria —Dijo Niall y se golpeó la cabeza—. Siempre es bueno abandonar el trabajo para juntarse con los amigos. Estoy en mi tiempo libre. ¿Para qué se solicita mi presencia?

—¿Aún quieres hacerme esos zapatos que mencionaste una vez? —Preguntó ella y el hombrecillo sonrió complacido.

Lizz dejó que él le tomara todas las medidas que necesitase y luego partió diciendo que no tenía tiempo que perder. Thomas se puso en pie y buscó entre los estantes hasta dar con un teléfono celular. Lizz lo miró extrañada cuando él se lo entregó y sonrió.

—Nos mantendremos en contacto —Dijo—. Espero no te moleste un poco de tecnología cazadora.

—No estoy acostumbrada a esto pero supongo que me las arreglaré —Dijo Lizz—. Tengo cosas que hacer, te veré más tarde Thomas. Por cierto, eres bueno para levantar el ánimo.

—Es mi especialidad —Dijo él sonriendo.

Ella contuvo una sonrisa y luego partió. Media hora después se encontraba frente a la entrada de la Sede. Se había deshecho de cualquier situación personal o sentimiento como si no fuera más que una simple pelusa sobre su hombro.

Entró sin tener más opción y una vez dentro del ascensor se arriesgó a tocar el botón del piso donde los demás se habían reunido las últimas dos veces. Suspiró y se apoyó contra la pared. Varios pensamientos cruzaron por su mente pero ninguno llegó a afectarla realmente.

Se deslizó fuera sin tener oportunidad alguna de comprender la situación cuando el ascensor se detuvo y Jess se subió tirando de Liam entre risitas para que la siguiera. Él estaba perplejo y confundido y miró a Lizz casi demandando una explicación pero ella no tuvo oportunidad de decirle nada. Las puertas del ascensor se volvieron a cerrar rápidamente y ella quedó en aquella habitación de concreto.

Se dio vuelta y encontró a Jason hablando con Damon, ambos apoyados contra un pilar. Él volvía a ser igual de distante e indiferente que siempre, molesto con todo lo que le rodeaba. Lizz lo miró furiosa pero él no la vio antes que Jason quien se acercó con una sonrisa que ella reconoció con desagrado y sabía perfectamente lo que significa. Una sonrisa de una persona que creía que podía conseguir cualquier cosa que desease, una sonrisa que le desagradaba sabiendo qué era lo que tenía en mente.

—Lizz, qué agradable verte por aquí. Tengo un pequeño problema. Verás, tengo una reservación en un excelente restaurante para el almuerzo y es para dos personas pero lamentablemente no tengo ninguna hermosa chica a la cual llevar —Dijo él.

—Espero que encuentres una —Dijo ella tranquilamente.

—En realidad me estaba preguntando si no querrías venir conmigo, te encantará el lugar —Dijo Jason.

—Ya tengo otros planes —Dijo ella.

—¿Más tentadores que esta invitación? —Preguntó él.

—Jason, no es la invitación, eres tú —Dijo Lizz y sonrió al ver la mandíbula de él caer al suelo ante el rechazo—. Búscate otra chica a quien irle con esa tonta excusa. Una de esas muñecas prefabricadas que se les nota solo con mirarlas que son algo huecas. Seguramente tendrá una mano en tus pantalones antes de que termines de pagar la cuenta. Una de esas será ideal para ti.

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