Lizz se detuvo al instante y se sostuvo contra un árbol para esconderse. Damon había dicho frente al museo, ella no había esperado encontrarlo si tomaba uno de los caminos internos del parque para llegar. De hecho, ni siquiera había considerado aquella posibilidad pero ella estaba segura de que era él y no estaba solo.
Ella hubiera deseado tener un espejo o al menos un cuchillo para poder utilizar su reflejo pero no era así. Trató de empujar lejos su mal hábito de espiar a los demás pero no pudo, la curiosidad fue más fuerte. Además, considerando la distancia y que sabía cómo esconderse ya que toda su vida había sido entorno a la caza y a actuar como depredador, él no podría verla ni notarla.
Lizz se dio vuelta y sigilosamente se acercó lo suficiente para poder ver sin ser vista. Él continuaba allí y la joven alta y de precioso cabello dorado continuaba colgada de su cuello mientras le sonreía con encanto y le hablaba. Ella era realmente hermosa, más hermosa de lo que Jess podría llegar a ser y más hermosa que cualquier otra persona que hubiera visto.
La joven era alta y tenía un perfecto cuerpo de reloj. Tenía un largo cabello dorado con bucles que le caía con gracia por su espalda. Sus largos brazos estaban alrededor del cuello de él y ella lo besó.
Lizz se sostuvo de nuevo contra el árbol y dejó de ver. Solo entonces lo comprendió. ¿Teniendo una mujer así por qué Damon se fijaría en otra? Jess podría intentarlo todo lo que quisiera y nunca lograría nada con él. Y entonces Lizz fue consciente de otra cosa. Teniendo una mujer como esa él nunca le prestaría atención a nadie más y aquello por alguna razón le dolió.
Se fijó una última vez solo para ver que la joven tenía oculto el rostro en el cuello de él y cuando estuvo segura de que no la verían partió. Corrió con cuidado y sin hacer ruido como si realmente fuera posible que ellos la vieran pero no lo era. No se detuvo hasta no llegar a la quinta avenida y entonces se paró en seco y se apoyó contra el muro que dividía el parque de la acera de la calle.
Se llevó ambas manos al rostro para quitarse el cabello y trató de comprender qué le sucedía. Increíblemente, se sentía dolida por lo que había visto. Nunca antes le había pasado algo similar, nunca antes había sentido algo como aquello. Quizás así se sintiera Jess cada vez que él la rechazaba. Lizz negó repetidas veces con la cabeza. Ella no estaba enamorada de Damon o al menos no quería estarlo.
Sintió temor ante aquella simple idea. No, ella no podía estar enamorándose de él. Era una cazadora y como tal tenía ciertas reglas que respetar. No podía simplemente ignorar las reglas de la comunidad en donde había crecido. La matarían si alguien sabía que ella estaba considerando la idea de estar enamorada de alguien como Damon. Había muchas cosas de por medio.
Negó nuevamente con la cabeza y entonces consiguió encontrar paz. Ella podría controlar sus sentimientos por más que nunca hubiera lidiado contra algo similar y Damon tenía novia por lo que jamás le daría una oportunidad como para que Lizz metiera la pata. El único problema para ella realmente sería decirle a Jess que había encontrado la causa de sus innumerables fracasos.
Decidido aquello dejó el asunto de lado y se encaminó hacia el Metropolitan. Se sentó en las escaleras de este a esperar, se distrajo mirando el parque o el cielo nublado. Se había deshecho de un problema con Liam para caer en otro. Suspiró y echó la cabeza hacia atrás. Maldijo a la ciudad por todos los problemas que le estaba causando.
Notó cuando Damon estuvo a su lado y la miró pero aún así lo ignoró y continuó mirando el cielo.
—Entiendo que ayer fue una tarde bastante agitada pero no es día de descanso —Dijo él y le pateó suavemente un pie.
—Llegas tarde —Dijo ella—. Normalmente siempre me estás esperando.
—Tuve que atender unos asuntos antes, mis disculpas por el retraso —Dijo Damon.

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Cazadora
AdventureLizz y Liam Dunne son miembros de la Sociedad, personas dotadas con diferentes habilidades para ser capaces de mantener la paz entre el mundo humano y el paranormal. Con solo diecisiete años, los mellizos han burlado a la muerte más veces de lo que...