Capitulo 25 (Parte 2)

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Una y otra vez los dedos de Liam tamborilearon contra el helado cristal de la ventana. La fría ciudad pasaba frente a sus ojos como una exhalación. El silencio y la tensión no le ayudaban al momento de estar calmado. Miró su reloj por quinta vez en menos de diez minutos y luego miró el reloj del taxi. Le inquietaba y molestaba ver la diferencia exacta de un minuto y veintisiete segundos entre ambos. Volvió a mirar por la ventana mientras movía el pie.

—¿Puedes quedarte quieto de una maldita vez? —Exclamó Damon y Liam lo miró molesto.

—A diferencia de ti yo no me preocupo solamente por mí mismo —Dijo él—. Existe algo llamado familia y esta es lo único que me queda por lo que no pienso perderla. Que tú no tengas una no significa que debes despreciar mi preocupación por ellos.

—¡Sé lo que es una familia! —Dijo Damon furioso y luego miró por la ventana. Apoyó la frente contra el frío cristal y con una mano tocó la gruesa cadena que recorría su cuello. La próxima vez que habló su voz fue suave, casi triste— Tuve una hace muchos años por más que no lo sepas. Una cariñosa madre, un respetable padre, abuelos que lloraron por mí cuando desaparecí. Cada vez que veo a un niño con su familia los recuerdo y recuerdo que yo también tuve una en algún momento.

—Digas lo que digas no tienes modo de saber lo que siento. Ella es mi hermana y no sé dónde está pero sé lo que es capaz de hacer. Jess no la vio esta mañana —Dijo Liam.

—Ella no aparecerá —Dijo Damon.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —Preguntó Liam molesto.

—Porque lo estoy —Dijo él.

—Cuando todo esto acabe me ocuparé de que nunca más la vuelvas a ver. Richard estará en la Sede mañana a primera hora. Apenas solucione el maldito problema me ocuparé de sacarla de este país cuanto antes —Dijo.

—Cuidado niño bonito, aquel no es un vocabulario apropiado para ti —Dijo Damon y Liam lo miró con odio.

—Ojalá no tengamos que verte nunca más después de esto. Deseo que así sea. He visto el modo en que la miras, no creas que no lo he notado, y no permitiré que te acerques a ella ni un paso. Los ojos delatan a la persona. Por eso hay que fijarse en ellos y por eso las personas llevan lentes cuando mienten. Eso me lo enseñó Lizz hace muchos años —Dijo Liam—. Además, mi padre te prohibió que te volvieras a acercar a ella y a mí me encargó cuidarla de ti.

El silencio se instaló entre ambos muchachos durante un largo rato. Estaban tan apartados como se los permitía el vehículo, cada uno concentrado en sus propios sentimientos hacia el otro. Ni siquiera se miraban o mostraban el menor indicio de reconocer la presencia del otro. Los minutos de vacío pasaron rápidamente. El sol se escondía luego de lo que había sido un atareado día en la ciudad.

—No fue por lo que crees. No hice nada terrible para que tu padre comenzara a tratarme con tal desconfianza o me prohibiera volver a ver a su familia, hasta llegó a odiarme —Dijo Damon y suspiró—. Juro en el nombre del Padre, y del Hijo, que yo no hice nada terrible para causar aquello. Pero él también vio lo mismo que tú y tampoco le gustó. Y yo no era como soy ahora. En aquel momento no hubiera sido capaz siquiera de estar cerca de alguien sangrando —Él miró con cautela al conductor solo para confirmar que estaba sumido en su propio mundo sin prestar la menor atención—. Y tu hermana se cortaba muy a menudo. Parecía que un simple suspiro era capaz de herirla. No sé exactamente qué habrá colmado a Brian, solo sé que me dijo que no volviera a verlos nunca.

Liam no respondió ni dijo nada al respecto. Hubiera preferido no escuchar aquello, no ser consciente de lo que significaba lo que él había dicho. Durante un momento una idea demasiado probable pasó por su mente y cerró las manos fuertemente en puños de solo imaginarlo pero se contuvo. No podía armar una escena ni abalanzarse sobre él como hubiera deseado dentro de un taxi y frente a un ignorante humano.

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