Capítulo 29

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-Si, voy de inmediato.-contestó, luego corto la llamada.

-¿Qué pasó?-me preguntan al unísono Maxi y Male.

-Agustín me pidió que vaya al hospital.-respondo, mordiendo el labio inferior.

-¿Vas a ir?-me pregunta Male.

- Ya le dije que sí.-ella asiente como si procesará la información.

-Vamos contigo.-habla Maxi.

- No creo que sea buena idea.-le dice mi amiga.-Seguramente no nos dejarán entrar a todos, además, aún debemos abrir el cofre. Quizás sea la única oportunidad que tengamos de entrar a la mansión.

-Tienes razón.- acepta el chico.-¿Cómo llegarás hasta allá?

-Iré en mi bicicleta hasta llegar a la ciudad, luego tomaré un autobús. Por favor, díganle a los demás donde estoy, no quiero que se preocupen.

-Así lo haremos ¡Ten cuidado!-

A continuación bajo rápidamente las escaleras; cuando llego la primera planta, corro hacia donde se supone que está mi bici. Por suerte sigue donde la dejé. Está algo sucia y oxidada, pero aún de esa forma sirve. Me subo en el "vehículo " y comienzo a pedalear.

Si bien el camino es largo y obstáculoso, no tardó prácticamente nada en llegar a la civilización. Dejo mi bici a un lado de la carretera y le hago señas a un autobús para que se detenga.

[...]

-¡Carito!- me saluda la madre de Agustín-Al fin llegas.-dice mientras me abraza.

-Perdón por la tardanza.-me disculpo-. Vine lo más rápido que pude, pero tuve que esperar a que me dejarán pasar.

-Lo importante es que ya estás aquí.-me dice con una sonrisa triste.

Noto que sus ojos estan  hinchados, no está  usando maquillaje y su cabello está despeinado; debe haber pasado toda la noche aquí .

-¿Dónde esta Agus....?-

-Sentado en una banca - responde Claudia.-Si me necesitas estaré en la cafetería, junto a mi esposo.-me dice, alejándose.

En cuanto la pierdo de vista, dirijo mi  mirada a su hijo. Luce tan adorable en esa posición,  durmiendo como un bebé.  Me acerco lo más silenciosamente que puedo; cuando ya estoy a centímetros de distancia, me detengo y lo contemplo por unos segundos. Luego me siento a su lado.

Ya ha dormido mucho ¿no? Quizás sólo pienso eso, debido a que, no veo la hora de que despierte y me mire con esos hermosos ojos avellana.

Tengo el impulso de moverlo, para hacer que despierte, pero me tengo. En su lugar, tomo una de sus manos. La recorro desde sus largos dedos a su palma, después examinó con detención su muñeca. 

- Hola Kope.-habla Agustín,  con una voz tan ronca, que me sobresalto.

-Agus.-tartamudeo.

- ¿Qué estabas haciendo? -me pregunta con tono juguetón.

-Este...quería ver si te habías vuelto a cortar.-respondo.

-Ya ves que no.-dice sonriendo con los labios sellados.-Desde la vez en que me pediste que lo dejara de hacer, no he vuelto a cortar ninguna de mis venas, ni otra parte.

Me sonrojo.

- ¿De verdad?-el asiente.

-Eres una de las personas que más feliz me ha hecho en el último tiempo.-dice.

Es muy tierno. Esperen ¿una?

- ¿Quiénes otras lo han logrado ?-pregunto celosa.

-Maxi y...una chica, con la que he estado chateando.-

En cuanto lo escucho, me tranquilizo. Por unos segundos, pensé que ya tenía una nueva conquista.

-¿Por qué tardaste tanto?-

-Digamos que...No estaba del todo cerca.-contestó nerviosa.-Hablando de eso, ¿Por qué me pediste que...?

- ¿Vinieras?-asiento.-Mi hermano esta muy mal.-dice bajando la mirada.-Y...

- Tranquilo, todo se arreglará. Ten por seguro que mañana mismo le darán el alta.-digo, tratando de animarlo.

-Fue por esto.-dice de la nada.

-¿Él qué?-

- La razón por la cual te llamé.-responde como si fuera obvio.-Siempre logras ver el lado positivo a todo, justo lo que necesito en estos momentos.-añade sonriendo.

[...]

No sé cuánto tiempo hemos dormido, pero estoy segura deque fue demasiado. Cuando llegué la luz del sol aún iluminaba la ciudad, y ahora, afuera se asoma la luna y aquí, dentro, sólo se puede ver claramente, gracias a la electricidad.

Me incorporo en mi lugar y observo a mi acompañante. Si que es un dormilón.

- Señorita, ¿Usted es familiar de Santiago Bernasconi?-me pregunta de pronto una simpática enfermera.

- Sí.-respondo, intentando convencerla.-¿Qué pasó?

-Primero dígame que relación mantiene con el paciente.- me pide amablemente.

- Soy...Su hermana.-digo dudosa.

- Que bueno que este aquí, no pude encontrar a ningún pariente más.-dice. Frunzo el ceño, ¿Dónde están Claudia y Diego?

- ¿Qué sucede?-le pregunto. Ella muerde sus labios.

-Me temo que no son buenas noticias.-responde realizando una mueca.-Hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, se lo juro. A pesar de eso, el tratamiento no surgió efecto; Santiago acaba de fallecer. Mis más sentidas condolencias señorita, de verdad lo siento. Si gusta, puede pasar a ver a su hermano.

Después de pronunciar esas palabras, la enfermera se retira, dejándome con el alma en el suelo y una profunda confusión. ¿Cómo se supone que le diré esto a Agustín?

Pienso y pienso, en la manera de contarle lo sucedido, sin embargo, mis esfuerzos son en vano, ya que, no se me ocurre nada.

Es muy fácil anunciar Buenas noticias, pero muy difícil, malas. ¿Por qué  a mi? ¿Por qué debo ser yo quien le rompa el corazón? Son sin dudas preguntas que no tienen respuestas, y sobre todo, que no tengo el tiempo para resolver.

-Caro, ¿Qué te dijo la enfermera?-me pregunta Agustín recién despertando.-¿Cómo sigue mi hermano?

- Emmm...mira.-respondo sentandome junto a él.- Es algo complicado y no estoy preparada para ser yo, quien deba decirte, a pesar de eso, te lo diré, si prometes ser fuerte y tomartelo con calma.

-Caro, no me asustes, ya dime.- me suplica.

- Primero promete lo que te dije.-le ordeno.

-Está bien.-dice suspirando.-Lo prometo.

-Lo que pasa es que...-digo.-Tu hermano esta ahora junto a mi abue.

-No...-

-Por favor, cumple tu promesa.-le ruego.-Él ahora está mejor, en este mundo sólo vivía en costantes sufrimientos. La muerte es parte de la vida y hay que aceptarlo.

-No, no.-dice sollozando.- Esto no puede ser verdad.

- Tranquilo.-le digo secando las lágrimas que caen por sus ojos.

-Todo es mi culpa.-dice con la voz quebrada y los ojos llorosos.

- Eso no es cierto.-

Agustín, no dice ninguna palabra más, sólo me queda mirando, luego me abraza.

Sus lágrimas humedecen mi hombro, pero no me interesa en lo más mínimo.

Acarició su cabello delicadamente y lo abrazo.

- Gracias por estar en estos momentos.-susurra en mi oído, aún con la voz en un hilo.

-Siempre estaré para ti.-

-

Secretamente Enamorada♡|AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora