Enfrentamiento

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Kuroda se encontraba en un debate mental, por una parte aceptar formar la alianza con estos espíritus les aseguraba ganar esta guerra y recuperar la vida a la que estaban tan acostumbrados, por otra parte sentía temor, en que se convertiría al aceptar formar un solo individuo con ese espíritu, aunque el mundo volviera a recobrar la calma, la vida para ellos ya no sería la misma, no sabía que decisión tomar, necesitaba el consejo de su hermano; él siempre sabía que hacer y como manejar cada situación no en balde era su hermano mayor.

- Puedo darles tiempo para que lo piensen, recuerden que no están obligados a nada, y tampoco pienso echarlos fuera de mi protección si su respuesta es negativa.      

- Hay algo que quisiera saber, ¿por que, te llaman sanador?

- Yo puedo sanar la tierra, reconstruir lo destruido y limpiar, purificar lo corrupto, les mostrare a que me refiero. Pusieron su enfoque al sur y visualizaron una aldea que se encontraba a unos cuantos kilómetros del lugar, en esta habían personas que se encontraban deambulando de un lado a otro; ninguno de los hombres atinaba que tenía que ver esto. - coloquen su mano sobre alguno de nosotros, los mencionados obedecieron y sintieron como su cuerpo hormigueo al contacto con los espíritus, sus ojos tomaron un ligero toque de dorado y su visión se amplificó, vieron cosas que para su simple vista eran ocultas. - Ahora vean nuevamente; cuando dirigieron su vista nuevamente a las ruinas de esa pequeña aldea vieron que los humanos cargaban sobre su espalda, animales rastreros y bichos, también pudieron observar sombras en forma de bultos que se deslizaban por el lugar y otras con formas alargadas, vieron que habían sombras parecidas a las que estaban sobre los humanos que correteaban de un lado a otro buscando oscuridad.

Usami apretó con fuerza el pelaje de su compañero, que este sentía que en cualquier momento le dejaría calva esa parte, - ¿Que rayos son esas cosas?

- Deberías relajar el agarre un poco, el ojigris al percatarse del fuerte apretón que le estaba regalando al espíritu lo soltó inmediatamente, perdiendo instantáneamente la conexión. Comenzó a dolerle la cabeza debido a la interrupción inesperada, volvió la vista a la pequeña aldea y se sintió realmente molesto por tener ocultas ciertas cosas del mundo que lo rodean. - Eso que viste son las secuelas de este desastre, los humanos se han llenado de sentimientos negativos; quieren  venganza, han aprendido a mentirse unos a otros, se traicionan y para ellos ya nada importa excepto tratar la manera de sobrevivir sin importar a quien dañaran, las sombras en forma de bultos y las larguiruchas son espectros, estos tienen la capacidad de dañar a los humanos, pueden tocarlos; causarles dolores, enfermedades, golpes y deprimirlos, las sombras en forma de lagartos y serpientes son las peores estos son demonios que escapan de la tierra manchada de sangre, se adhieren a los asesinos y son capaces de poner pensamientos suicidas en estos llevándolos a cometer más y más crímenes. 

- Eso es espantoso.

- Lo se, pero el humano tiene libre albedrío, así que es el único que toma sus propias decisiones, tiene la capacidad de elegir así como también tiene la capacidad de diferenciar entre lo correcto e incorrecto.

Kuroda lanza un suspiro cansado, mientras observa con atención a esas personas en la lejanía, - Si ustedes tienen las habilidades necesarias ¿por que no los han ayudado?

- Por supuesto que los hemos ayudado, pero de la única manera que podemos, el líder de ojos dorados se sacude y de este acto brotan varios cabellos dorados que el viento arrastra hacia la aldea, estos al hacer contacto con las sombras y espectros  desaparecen instantáneamente. Kuroda observa como el semblante de las personas cambia para volverse de uno lúgubre a uno más armonioso, los cabellos restantes se posaron sobre el riachuelo que fluía con agua contaminada y en cuestión de segundos se volvió pura y cristalina, una pequeña niña que jugaba a la orilla del río al ver que esta se había vuelto completamente limpia no perdió tiempo hundió sus manos en el río y comenzó a beber desesperadamente mientras decía gracias en repetidas ocasiones.

A través del Tiempo y la DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora