Origen Parte I

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Nowaki... Nowaki... la mujer no podía creer que  ya llevara  más de un minuto tratando de llamar la atención de su esposo y este se encontraba tan metido en su lectura que ni siquiera se había percatado de su presencia, hizo un puchero y decidió que lo sacaría de su concentración, camino lentamente hacia el lector, cuando estuvo detrás de este recogió toda su cabellera sobre uno de sus hombros, se inclino a unos centímetros del oído de su esposo y con voz seductora le susurro... - ¡Quiero tener sexo! El pelinegro se sobre salto en su asiento atragantándose con su propia saliva carraspeaba la garganta para poder recobrar la compostura mientras un pequeño rubor pintaba sus mejillas.

- ¡Ann!.. eres una pequeña traviesa.. la castaña solo reía por la broma que le había echo a su marido nunca creyó que el pelinegro reaccionaria tan inocentemente, cerro el libro que este leía y lo empujo a un lado mientras ella se subía sobre el escritorio tomando su lugar, el mayor rodeo la pequeña cintura de su esposa con sus brazos y esta rodeo su cuello,

- Al fin obtengo la atención que merezco, ¿o es que tratabas de darme celos con ese libro? ya que por lo visto es mas interesante que yo, sabes que ya te había llamado varias veces y tu ni en cuenta.

- Lo siento, pero es que este libro es una mina de conocimiento médico que no pude evitar perderme en el, fue escrito por el segundo líder Takano y en el hay información tan antigua que no sabíamos, creo que le pediré a los Yukina que me proporcionen libros igual de antiguos si es que tienen, ya que la sabiduría de los antiguos guardianes era muy extensa.

- Quisiera enojarme y decirte que no lo hicieras, pero esta es una de las cosas que amo de ti, la pasión que pones en cada cosa que realizas me encanta, la castaña atrae a su esposo y los dos inician un beso suave y lento, el pelinegro desliza a su esposa de la mesa a sus piernas sin deshacer el beso al contrario profundizándolo más, hasta que ambos necesitaron aire en los pulmones, - ¿De verdad quieres hacer el amor? le decía el médico mientras paseaba sus labios por el pecho de la castaña, mmm... aahh... me encantaría, pero no podemos, la mujer de un brinco sale de encima de su esposo, vuelve a abotonar su blusa y recoge su cabello con una liga.

- En realidad solo venía a decirte que la merienda ya esta lista y que bajes al comedor, así que apresúrate que te esperan, el pelinegro se queda con cara de no saber que había pasado, acaricia su cabello con sus largos dedos e inclina su cabeza golpeando su frente con el escritorio mientras sonreía bobamente, Ann podría verse delicada, tierna, débil e inocente, pero era todo lo contrario en realidad era muy fuerte buena en combate cuerpo a cuerpo, ágil, una excelente médico y una experta en seducción y para el pelinegro lo ultimo era un evidente problema no había duda que estaba perdido, pero por alguna extraña razón eso le encantaba, encontrarse perdido por la mujer que tanto ama.

Ritsu se encontraba vagando en sus pensamientos desde hace unos minutos, el azabache lo había dejado solo en la pequeña sala de la biblioteca mientras él iba por un pequeño refrigerio, no podía sacar de su mente la expresión triste del mayor, pero tampoco podía sacar la idea de que el amor a primera vista no existe, así que como Takano Masamune le había dicho que lo amaba, si era la primera vez que pasaban más de cuatro horas juntos no sabían nada él uno del otro así que eso no podría ser amor, escucha pasos que le indican que Takano ya había regresado, el azabache coloca una charola sobre la mesa y sirve té para ambos mientras le ofrece una canastilla con sandwichs y otra con galletas, el castaño comienza a saborear uno de los sandwichs mientras el azabache comienza con las galletas, esto a Ritsu se le hace muy tierno ya que parece un niño que come el postre antes de la comida, - ¿le gustan las cosas dulces?

el azabache voltea a verlo y sonríe, esa sonrisa que hacia saltar el corazón del castaño, - Si, las cosas dulces son mis favoritas, más si son dulces y frías como los helados, los pasteles, me encanta el café frió y los frappes podría beberlos aún si estamos a una temperatura en cero, escuchar los gustos culinarios del azabache mientras esboza una brillante sonrisa era demasiado para la salud del castaño quien estaba al borde de un ataque cardíaco, - Pero lo que más me gusta son los caramelos con trozos de maní, el castaño se sorprendió e inconscientemente le regalo una sonrisa brillante al mayor, - Esos también son mis favoritos.

A través del Tiempo y la DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora