Un momento De Paz

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Realmente tener la responsabilidad de un par de miles de personas lo llenaba de terror, no quería fallarles nuevamente, aunque le repetían un sin numero de veces que él no era culpable del fracaso anterior, él si sentía total responsabilidad de esto, había perdido a más de la mitad de su gente, bueno; no solo él, también los otros clanes tuvieron bajas irreparables ya que muchos de los que habían caído en la batalla fueron amigos queridos, ahora su única esperanza era su hermano, el líder del clan del norte, él definitivamente los recibiría con los brazos abiertos y juntos planearían una buena estrategia para enfrentar al ejercito de la calamidad. Estaba perdido en sus pensamientos hasta que escucho como el líder del clan Hatori llegaba corriendo a toda prisa mientras gritaba - ¡Nos atacan!, ¡colóquense en sus posiciones, el ejercito de la calamidad se esta acercando!. - ¿¡Qué!? ... de un salto se puso de pie y desenvaino su espada,  corrió a la colina donde Hatori montaba guardia y allí pudo ver como un pelotón de necrófagos y soldados oscuros venían directo a ellos, seguramente el olfato de los necrófagos los había guiado hasta allí y ¡maldita sea, tenían una gran desventaja!, realmente les hacía falta unas horas de camino para llegar a su destino pero se sentían agotados, así que decidieron que esa noche la descansarían y al día siguiente se pondrían en marcha nuevamente, armaron sus refugios y encendieron unas cuantas fogatas para cocinar el poco alimento que llevaban consigo, pero había sido una malisima idea; hacerlo en un prado, este se encontraba completamente desolado de árboles únicamente había pasto y unas cuantas hiervas silvestres de menos de un metro de altura y el bosque se encontraba a no menos de un kilómetro. Dadas las circunstancias comenzaron a moverse hacia el bosque; niños, mujeres, ancianos y heridos primero, seguidos de hombres inexpertos en combate los cuales se armaron de palos, piedras y otros confiaban en sus puños, después los novatos en batalla hasta los más experimentados y por último los siete lideres. 

El resto de los guerreros estuvieron en desacuerdo de que estos estuvieran a la cabeza de la batalla ya que eran indispensables y ninguno de ellos debía perecer, pero en cuanto intentaron oponerse solo obtuvieron una respuesta "las ordenes se acatan, no se discuten" y como buenos soldados no les quedo de otra que obedecer, estaban por llegar al bosque cuando el ejercito de la calamidad les dio alcance, el sonido del filo de las espadas cortando el aire no se hizo esperar mientras las primeras cabezas de los necrófagos rodaban por el suelo, los puntos que los líderes no alcanzaban defender eran cubiertos por sus mejores guerreros, su prioridad era evitar bajas, ya habían enterrado suficientes cadáveres en su largo recorrido y lo que menos querían era seguir cavando agujeros en la tierra, seguramente difícil pero no imposible si eran certeros en sus ataques, debían llegar al bosque allí les sería más fácil defenderse ya que eran expertos camuflándose y ágiles para crear trampas en los árboles; veían como los primeros que habían salido se iban adentrando al bosque, esto les dio algo de alivio ya que pronto todos estarían dentro, pero tenían un serio problema sus energías se comenzaban a agotar, esto no era de extrañarse ya que llevaban más de treinta horas sin alimento y justo cuando se disponían a comer algo fueron interrumpidos, sin mencionar que tenían pocas horas de sueño ya que debían montar guardia y los que no vigilaban no era que durmieran exactamente como troncos, tenían que estar alertas de cualquier ataque, su visión comenzaba a nublarse y si no fuera por la luna llena seguramente ya no verían nada, sus fuerzas iban disminuyendo cuando.........

Delante de estos, los soldados oscuros y los necrófagos corrían despavoridos por todos lados ¿en llamas? ¿que había pasado? de pronto estos comenzaron a arder como si les hubieran tirado una antorcha encima, ninguno de los presentes entendía que era lo que estaba pasando; pero se encontraban sumamente agradecidos, esas bestias habían pasado a ser parte de la nada porque ni cenizas quedaron de ellos, la mayoría se tiro al suelo cansados, tratando de recuperar el aliento y a pasos lentos comenzaron a incorporarse para ser atendidos, afortunadamente no habían tenido ninguna baja, solo unos cuantos heridos con lesiones leves. Definitivamente necesito un baño, pensaba un azabache mientras intentaba quitar un poco del sudor que le escurría del rostro, cuando escucho una voz que hizo recorrer un escalofrío por todo su cuerpo.

A través del Tiempo y la DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora