La noche de las dos lunas.
"Se percibe la llama abrasadora que envuelve los cuerpos y purifica las almas... Pronto la noche iluminada por el fuego incinerara en su seno a los traidores del reino."
Los días sucumbieron a las arenas del tiempo trayéndole consigo un sentimiento de agobio sobre los pobladores de Scarleth, quienes permanecían expectantes ante la fecha. Un día lúgubre se cierne sobre sus cabezas y el ambiente pesado inunda cada esquina gritando:
"Muerte."
Incluso en una pequeña y vieja cabaña alejada de la multitud el ambiente pesado se mezclaba con el aroma de los tulipanes. Dentro de aquel espacio tres figuras permanecian sentadas cada una con una humeante taza de té mientras una cuarta se asomaba por la ventana en silencio expectante ante lo que se avecinaba. Aquel mundo resutaba desconcertante para ella desde la enorme y tenebrosa arboleda hasta el reino amurallado y asfixiante, estaba ansiosa por salir de aquel sitio y volver junto a Selene porque desde su creación jamás se había apartado de su madre.
Atheleia una de las estrellas mayores observó sus manos de aquel tono pálido, sin duda se sorprendió al ver por primera vez su rostro con forma humana, fue impactante y no se comparaba para nada a su aspecto como un astro radiante, en definitiva los humanos no eran de buen de ver; pálidos y sin gracia en cambio ellas eran luminosas con la belleza imperturbable de su madre, pensaba aquella cuyas hebras de hilos casi platinados y mirada de un azul intenso le otorgaban una apariencia realmente hermosa. A su mente vinieron las palabras de las primeras humanas con las cuales se toparon:
"¿Eres un ángel?"
Recordarlas le causaron gracia ¿Tan mal se veía que la comparaban con un ser tan insignificante? No comprendía como Atheris se había adaptado a aquella situación. Su mirada viajó hacía ella, su hermana se encontraba en medio de las mujeres que estaban sentada en la sala era una pelirroja cuyos cabellos se asemejaban a las llamas del tártaro y su piel era de un tono igual al de ella. Atheris conversaba de lo más animada con las mujeres quienes amablemente les habían dado asilo: Rachel y Evenice Cries, un par de hermanas entradas en años que al ver a Atheris y Atheleia en medio de la nada sin ropa y discutiendo por no saber a donde ir no dudaron en brindarles apoyo.
Para Atheris fue sencillo mentir, alegando que habían sido victimas de un robo justo al meterse a nadar en un lago cercano y que por suerte pudieron escapar ilesas. Una historia con muchos huecos argumentales pero que para las hermanas Cries, mujeres con una mentalidad ingenua fue creíble.
—Atheleia ¿Gustas de galletas? — La rubia se sorprendió cuándo Evenice apareció tras ella, era una mujer de cabellos negros y vestimenta rosa, algo peculiar que las mujeres en aquellas tierras pudieran respirar con aquellos vestidos tan ceñidos. Evenice sonrío amable y le tendió un platillo. — No debes preocuparte por lo de esta noche dulzura.
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Uranía
Fantasía»Dulce velo de ensueño se posó en nuestras miradas al ver a la hija de las estrellas... La dulce Uranía.« Cuentan las leyendas de un antiguo reino sumido en una mágica fantasía que cada 150 años, cuando las hojas ceden ante la llegada del otoño, los...