Capítulo XII

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Choques

Anhelantes ojos de color jade permanecían fijos en aquel ventanal, espectantes ante las calles sombrías e iluminadas por las tenues farolas distribuidas por toda la zona, esperaba verla surgír de entre las sombras con aquella radíante sonrisa que tanto le encantaba. La pequeña Annet se apoyó en el marco de la ventana y bufó frustrada.

—Iré a buscarla. —Sentenció con voz firme al levantarse de su sitió recibiendo um gesto reprovatorio por parte de Felicity y antes de que la misma comenzase a hablar ella le interrumpió. —Si tú ni mi hermano lo hacen yo...

De la nada el mayor de los Veron irrumpió en la sala con gesto solemne, cubierto por una capa y llevando consigo una espada. Tanto Annet como Felicity lo observaron de arriba hacía abajo.

—Enana no te muevas de aquí. —Le ordenó.

—Ni pensarlo... ¡Iré contigo! —Habló con toda la seriedad que pudiera expresar sus aniñadas facciones. —Uranía nos necesita. —Señaló a su hermano intentando tomar una posición firme.

Esta vez fue Felicity quién interrumpió a la pequeña recordandolé que el bosque era un lugar peligroso sobre todo para los niños, en especial por aquellas brujas que merodeaban en busca de aperitivos, con lo cual Annet comenzó a debatír con que aquellos cuentos eran para niños. Jacob conociendo lo testaruda que podría ser Annet así que aprovechó la distracción e intentó escabullirse. No obstante, la huída se vió interrumpida al abrír la puerta principal y toparsé de frente con el abísmo reflejado en un par de iris aunados con la prepotencia de una sonrisa.

—¿Sorprendido mi estimado Veron? —Jacob retrocedio unos pasos y discretamente tomó posición para desenfundar en cualquier momento. Por su parte Castiel cambio la expresión de su rostro y poco a poco se adentro a la morada de los Veron.

El ojiverde estuvó a punto de refutar. Sin embargo, toda su atención se fue a la persona que venía detrás del Dross, su corazón se aceleró y sin importarle un comino el aura asesina de Castiel paso a un de esté para estrechar entre sus brazos a una temblorosa Uranía, la cuál de igual manera correspondió al gesto, sin poder evitar que unas traicioneras lágrimas rodarán por sus mejillas.

—¡Me tenías tan preocupado! —Exclamó entre los rubios cabellos de Uranía inhalando su esencia. Luego se separó para verla de cerca notando el par de iris azules ahogados en un profundo temor y llanto. Cuando reparo en la herida del labio y los vestigios rojizos de la bofetada que había sufrido, Jacob tragó grueso y la angustía lo azotó con fuerza ¿Qué había sucedido? Uranía se encontrabá en un estado que le hizó pensar lo peor. Por ello lleno de irá y entre dientes se dió la vuelta. Sin pensar desenfundó la filosa espada en dirección del desagradable hombre que permanecía atento a la escena.

—¡Tú! ¡Bastardo! —La respiración de Jacob era asimilar y la adrenalina inúndaba sus venas. Estaba envuelto en rabía al entender que aquel había lástimado a Uranía. Así que sin miramientos comenzó blandir su espada de un lado a otro con el objeto de herir a aquel hombre que sonreía cinicamente. —¡Cómo te atreviste!

Castiel por su parte alzó su espada y detuvó con maestría el filó de la espada antes de que esta cercenara su brazo izquierdo. Ambos se observaron con animos de destrozarse mutuamente, mientras Uranía ahogó una exclamación siendo ignorada tanto por el Veron como el Dross.

—Tienes agallas mocoso.—En cuestión de segundos Castiel dió un giró repentino a la izquierda, dirigiendo una patada hacía la pantorrilla del ojiverde con una potencia tal que permitió desequilibrarlo, hecho que aprovechó Castiel para despojar a Jacob de su espada y arrojarla al suelo. —Te falta mucho pequeña escoría. —Señaló colocando el filo de su arma en el cuello del ojiverde. —Debería librarme de ti ahora mismo.

Un sonido en seco y el arma del Dross cayó al suelo con pesades junto a una maldición de sus labios. Ante la mirada sorprendida de Jacob y Uranía, Felicity había echo acto de presencia con ferocidad y agilidad acestando un patada que privó a Castiel de saciar su rabia contra el mayor de los Veron.

—Maldita Elfa. —Se quejó levantandose con rápides. —Voy a hacerte pedazos.

—¡Yey! ¡Vamos Felicity acabalo! —Annet apareció detrás de Felicity dando saltos emocionada mientras le sacaba la lengua al Dross.

Pero antes de que iniciara una nueva lucha la joven estrella se apresuró y tomó del brazo al Dross, quién le dedicó una mirada llena de oscuridad, incluso sus iris se tornaron rojizos. Uranía podía percibir la energía oscura y sangrienta que emanaba Castiel y presintió que algo horrible podría suceder.

—¡Detente!... ¡Lo prometiste! —Señaló con lágrimas a punto de brotar nuevamente aquello causo en Castiel una incomodidad inquietante que logró atenuar sus instintos, más no lo demostro. Su gesto en cambio se torno estoíco, aquel sacudió sus ropajes y se aparto de Uranía con brusquedad para ir por su arma. Mientras Felicity y Annet ayudaban a Jacob a levantarse esté no dejó de ver a aquellos dos con atención.

—El compromiso será anunciado pasado mañana. —Anunció fríamente el Dross ante la sorpresa de los presentes. Para Uranía fue un balde de agua helada que la sumergio en un pozo profundo. El hombre de cabellos azabaches se encaminó hasta la rubia y la sujeto del brazo con una delicadeza siniestra. —Ese mismo día espero tengas tus maletas preparadas querida mía.

—¿Qué? Acaso...

Annet se alzó con sorpresa mientras el Dross mostró su caracteristica sonrisa macabra frente a la mirada de la menor de los Veron quién se estremeció al percibir el brillo malisioso de los mismos.

—Uranía se viene conmigo. —Tanto Jacob como Felicity fruncieron el entrecejo mientras Annet estuvó a punto de gritarle que se largase al infierno, que Uranía era libre y no se iría, que ellos la cuidarían. Pero Uranía la detuvo con un gesto negativo y resignado. Annet cerró los puños y deseo ser fuerte e invencible para patear al Dross fuera de allí. — Me retiro. Por cierto...

Con un movimiento peculíar de sus manos una daga emergío de su cinturón y siguiendo la trayectoría de una corriente de energía rojiza se detuvo justo en la frente de Felicity, quién le observó sin expresión a diferencia de Annet y Jacob quienes no salían de su asombro. Sabían que Castiel era un hombre de temer, pero que esté fuera capaz de usar mágia era algo que los tomaba fuera de lugar.

—Te advierto, no habrá una proxima vez elfa. Te haré añicos si osas meterte en mis asuntos.

Ambos como enemigos de antaño permanecieron en silencio unos segundos, llenando el ambiente de una tensión. Hasta que el hechicero devolvió la daga a su sitió y justo antes de salir le dedicó a Uranía una mirada fija que la hizó temblar y finalmente ceder a la gravedad al escuchar cuando la puerta fue cerrada finalmente.

Estuvó a punto de volver a llorar cuando unos delgados brazos se hicieron de su cintura y el olor a fresca lavanda inúndo su espacio. Cerró los párpados y sintió con cálides sobre sus cabellos un beso de la dulce y tierna Annet.

—Todo estará bien.

Susurró la pequeña causando en Uranía una tranquilidad que anhelaba con todo su ser.

UraníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora