Símbolo de unión
A pesar de la aversión que sentía sobre los actos inhumanos lo sucedido en la noche de las dos lunas, Castiel estaba consciente que era su trabajo y debia cumplirlo aunque su absurda consciencia le reprochará que todo estaba mal, él debia mantener su imagen hasta poder tener al Roch en bandeja de plata y cercenar su cabeza con satisfacción.Aquel pudo haber sonreído ante la imagen sin embargo bufó y sujetó con firmeza el delgado brazo izquierdo de su falsa prometida obligándola a avanzar.
Uranía en aquel instante se estaba volviendo una verdadera molestia para el Dross cuyo objetivo en ese instante era corroborar sus sospechas sobre el rey y su misterioso invitado. Maldijo que ella se negara con una mirada envuelta en pánico dándole la sensación que aquella mujer sólo deseaba alejarse de él y volver a los brazos de Jacob Veron...
Esa idea... Le causó molestia a Castiel.
— No. Dejame... Por favor. — La voz de la joven rubia en aquel pasillo denotaba su miedo, estaba segura que nada bueno le deparaba trás la puerta de metal negra resguardada por dos centinelas. — Castiel... Por favor.
Algo se revolvió en el interior del mismo al escuchar su nombre en los finos y temblorosos labios femeninos. Sin embargo, tan rápido como llegarón el Dross sacudió aquellas ideas absurdas y exhaló frustrado, terminó por colocarse frente a la rubia y con toda la paciencia que pudo aflojó su agarre para sujetar ambos brazos con delicadeza, necesitaba que aquella mujer se tranquilizara.
— ¿Qué sucede contigo? — Expresó brusco y con un tono de voz irritado. Se maldijo asimismo por no poder controlarlo puesto que en vez de obtener respuesta por parte de Uranía, aquella se cohibía ante su presencia. — No te dejaré volver con el Veron. —Sentenció sin expresión alguna.
El rostro de Uranía adoptó un gesto de total confusión sobre todo cuando el Dross volvió a maldecir entre dientes.
—Yo... No. —La rubia tragó grueso al notar la impaciencia en los oscuros ojos de Castiel. Debía tomar fuerzas y dejar de parecer una idiota ¿Qué diría Atheleia si la viera asustada como un conejito? Inhaló profundo y posó su mirada sobre Castiel con firmeza.—No... Me lleves a ese lugar... Por favor.
La joven estrella exhaló con pesadez y desvió la mirada se sentía patetica al no poder defenderse y tener que suplicar inútilmente que no la ejecutaran. Pero era lógico ¿no? Ella no era fuerte y valiente como su hermana Atheleia. No, Uranía no podía estallar con la fuerza y belleza de una estrella haciendo uso de su energía para defender lo que ella consideraba importante, y eso era lamentable.
Esperó unos silenciosos segundos ante Castiel y su gesto estoico, hasta que la risa divertida y socarrona de aquel hombre llego a sus oídos resistió las ganas de abofetearle ante una carcajada larga y llena de diversión que brotó de los labios de aquel hombre oscuro y contuvó el aliento cuando esté acercó su rostro al de ella.
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Uranía
Fantasía»Dulce velo de ensueño se posó en nuestras miradas al ver a la hija de las estrellas... La dulce Uranía.« Cuentan las leyendas de un antiguo reino sumido en una mágica fantasía que cada 150 años, cuando las hojas ceden ante la llegada del otoño, los...