Antes de la tormenta.
Su mirada azulada se pérdia entre la delicada danza de las hojas naranjas y rojizas que caían mecidas por el viento. La larga cabellera rubia caía con delicadeza sobre sus hombros, siendo los lijeros tonos pasteles en su vestido el conjunto perfecto para darle un aspecto angelical entre los tenues rayos del sol.Aquella mañana Uranía permanecia a las afueras de la residencia de los Veron. Solitaria, había decidido tomarse un tiempo antes de que viniesen por ella, ya Jacob y Felicity le habían intentado convencer de lo contrario pero Uranía estaba segura que negarse traería más problemas, así que luego de una larga discusion, sólo se enfocaron en prepararla lo mejor posible, indicandolé algunos modales y maneras de comportarse además de repetirle de mil maneras una historia convincente sobre como fue su llegada al reino de Scarleth.
La joven estrella suspiró mentalmente agotada. Fingír ser una simple humana era tan agotador y angustiante, aunque debía admitir que se había adaptado con algo de trabajo a las costumbres de las mujeres humanas y sus odiosas vestimentas y calzados. Era un gran logro que a simple vista aquella rubia podría pasar como una joven más ante cualquiera. No obstante, aquel terrorifico azabache era un caso aparte, fingir ante un hombre como Castiel era un verdadero calvario incluso su fuero interno le gritaba que escapara lo antes posible de la mirada oscura del Dross.
Termino abrazandose asi misma cuando la brisa helada le rodeó acariciandole la piel hasta erizarla, dejandole un estremecimiento y un sentimiento de desolación que fue inevitable. Extrañaba tanto a sus hermanas los cuidados de Atheleía, las historias fantasticas de Sher, o las dulces motas de nebulosas que su complicé de travesuras Syrah solía traer para que ambas comieran a escondidas, y que decir de su madre; la forma en que la consentía, sus abrazos y mimos, aquel amor verdadero que hacía que Uranía fuera privilegiada. Por que la joven y hermosa estrella era rodeada por un aura preciosa y luminosa entre muchas, una estrella que sólo despertaba cariño y amor entre sus allegados esa era la mágia de Uranía, su luz.
- Deberías esperar adentro. - La rubia se sobre salto ante la voz a sus espaldas girandosé rapidamente para toparse de frente con la mirada jade del mayor de los Veron, quien con una sonrisa leve traía consigo un par de tazas humeantes ofreciedole una. -Ten.
Ambos se observaron en silencio mientras cada uno daba sorbos a la bebida caliente, Uranía sintió gozo al percibir el dulce y caliente sabor del chocolate recorrer su garganta, sin duda era una bebida (que al igual que los pasteles de manzana) se había vuelto su favorita, de hecho era lo que ella le solicitaba a Felicity con ansias. Cosa que Jacob no apoyaba del todo porque según él, la ojiazul debia no debia tener una alimentación basada en dulces, no era sano para ella. Aunque siempre ganaba la rubia con sus gestos aniñados y mirada cálida, Uranía sin darse cuenta desprendía un aire hechizante que atraería la atención de cualquiera.
Para su mala fortuna logró atraer la de aquel demonio conocido como Castiel, eso era lo que más mortificaba al ojiverde que alguien tan fragíl como ella pudiera terminar en las garras del Dross. Sentía culpa por no haberse impuesto con autoridad pero ahora era tarde y Uranía estaba a punto de quedar a merced de ese canalla.
Jacob se encontraba silencioso en aquellos momentos observando de reojo las delicadas facciones de la silenciosa rubia parecíendolé tan irreal, aún en su memoria permanecía la mística imagen de Uranía resplandeciendo en la oscuridad la primera vez, estaba sorprendido que ahora se viera tan fragíl. Sabía que estaba asustada por la cita de ese día, por enfrentarse cara a cara con el desalmado Dross aunque sentía que había algo más, estaba casí seguro que la joven de ojos azules le ocultaba algo y que ese algo se relacionaba con la incrustación en forma de media luna que discretamente se encargaron de ocultar con las ropas de Uranía.
- Siento lo de ayer. - La ojiazul lo observo sin comprender y Jacob continuo. - Debí defenderte, es mi deber como caballero y heredo de los Veron. Sin embargo, ahora estas exponiendote por mi cobardia.
Uranía se perdió un instante en la caída de las hojas, parecía ausente pero ella lo había escuchado y comprendido a la perfección.
- Sabes, desde el inmenso cielo solía observar como la cruda naturaleza humana devoraba todo sin importar nada. Sentí temor de ustedes y su maldad, por años los ví como plagas que contaminaban lo creado por los dioses. Incluso la primera vez que nos vimos creía que me ibas a lastimar. -La rubia sonrio divertida sujetando con ambas manos la taza de chocolate. - Sin embargo personas como tu, Annet y Felicity me han hecho replantear mis pensamientos.
Al pensar en Annet y el como la habia defendido a pesar de llevar todas las de perder la hacían desear ser tan valiente como la pequeña castaña, pero sentía tantos nervios que le era díficil respirar eso y contando además con el corset ajustado que se ceñia a su delgada figura.
- No te culparía... Existen personas terribles pero te agradezco por darnos la oportunidad de contar con tu confianza. -Jacob tomó aire y decidió indagar un poco, conocer que se ocultaba tras la rubia caída del cielo. -Sabes Uranía... Desde que llegaste he sentido curiosidad por conocer de donde vienes exactamente.
La rubia parpadeo un tanto confudida ante la pregunta ¿Qué podría contarle a aquel mortal que no significara malo para ella? Sería un desastre si hablará de más. Se escudó tras su taza de chocolate a medio beber y cerró los párpados antes de comenzar a hablar.
-Soy de un lugar muy lejos, donde no nos queda más por hacer que observarlos. - Musitó con franqueza y muy bajo. Jacob continuó dudoso ante aquella respuesta, pero no deseaba incomodarla ni much menos, además estaba claro que Uranía salía de comprensión.
- Y... ¿Cómo llegaste aqui? - Inquirió, para su sorpresa la rubia mostró frustración en medio de un profundo silencio. Aquello lo intrigó aún más, él sabía que esa frágil mujer estaba pasando por algo, algo que él no comprendía pero que sentía que debía hacer lo posible para ayudarla. -¿Uranía?
-No lo se -Susurró temblorosa, el no saber como fue arrancada del cielo era algo que la torturaba enormemente. - Sólo sé que sentí un dolor fuerte y caí.
Jacob se mantuvó en silencio análizando la respuesta de la mujer a un lado suyo. Intentaba comprender pero su mente aún no procesaba del todo el asunto. Estuvieron un rato así, en silencio terminando de tomarse su bebida. Luego de haber acabado comenzaron a caminar hacía el interior de la morada de los Veron, se acercaba la hora, pronto vendrían por ella.
-¿Crees que puedas regresar?
Soltó Jacob antes de entrar, ambos se detuvieron y el rostro de Uranía se ensombreció. Estaba más que segura de no poder volver, cuando un estrella caía... Ya no había marcha atrás.
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Uranía
Fantasy»Dulce velo de ensueño se posó en nuestras miradas al ver a la hija de las estrellas... La dulce Uranía.« Cuentan las leyendas de un antiguo reino sumido en una mágica fantasía que cada 150 años, cuando las hojas ceden ante la llegada del otoño, los...