Cap 4 La vida nocturna.

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Aquella noche era una noche especial para la familia Mascarpone. Bruto Mascarpone no sólo celebraba su cumpleaños, sino el cambio de rumbo de su vida. Donde se despedía oficialmente de su leal familia mafiosa. Los Mascarpone. Por supuesto, aquello había supuesto un reto enorme. Para poder ser libre, finalizó todos los negocios que lo ligaban a su vida criminal y se ocupó de algunos cabos sueltos que ensuciaron su nombre dejando a cargo de todo a otro mafioso, muy buen amigo de Bruto. Este, ocuparía su cargo y se encargaría de ahora en adelante de todo lo relacionado con la mafia, separándose completamente de la familia de Bruto y de sus propios y sus negocios legales. Ahora que estaba oficialmente limpio, Bruto pudo darse el lujo de despedirse por todo lo alto, invitando a sus familiares, amigos de su antigua organización y como no, a Nick y Judy Hopps, los agentes que habían salvado la ciudad de la locura de Bellwether y su Aullador nocturno.

Aquella noche, la casa lucía con todo su esplendor la belleza Italiana de una gran mansión. Nick y Judy, escoltados por un guardia de Bruto, llegaron al gran salón. odos los invitados iban llegando poco a poco, llenando aquel lugar, acompañado de unos violinistas que se apostaban en un pequeño escenario en frente de una sucesión de mesas de color blanco y un mantel de bordes dorados, sujetos por un jarrón que brillaba por la luz de una bombilla de colores en su interior.

La pareja se encontró a Kozlov, quien en su mano derecha se encontraba Bruto en su silla vestido de esmoquin saludandolos agradablemente.

—¡Nick y Judy! ¡Hola amigos míos! ¡Qué alegría verlos!

—¡Lo mismo digo Bruto! —Respondió Nick besando su mano.

Judy le dio dos besos en ambas mejillas y Bruto les invitó a entrar.

—¡Pasad, pasad! ¡Bienvenidos a la fiesta!

Nick, Judy, Kozlov y Bruto, se adentraron un poco más en el interior de la mansión.

Sonriendo, Nick lo felicitó acompañando una pequeña burla.

—¡Muchas felicidades abuelito! ¿Cuántos van ya?

—¡Nicky! ¡Eso no se pregunta por favore!

—¡Tiene razón Nick! —Respondió Judy. —Llega un momento en que ya ni siquiera queremos saber nuestra edad.

Bruto contestó al comentario de ella.

—Tampoco es eso... No lo veo un tema de conversación interesante. Mejor habladme de vuestra decisión en la vestimenta.

Judy se puso algo nerviosa.

—Bueno... ¿Es que no te gusta?

—¡Todo lo contrario! —repuso Bruto admirado. —Estás bellísima. Los dos estáis bellisimos.

—¡Gracias Bruto! ¡Tu también estás muy bien hoy! —Le respondió Hopps algo tímida.

El cuarteto se entremezcló con los otros invitados que de vez en cuando saludaban a Bruto o lo felicitaban alegremente. Muchos de los invitados eran clientes o cercanos de los negocios de los Mascarpone, que durante todos estos años, habían ayudado a Bruto en sus numerosas campañas poco legales y que ahora se despedían de él en su mismo cumpleaños.

Aunque Nick y Judy eran realmente agentes de la ley, Bruto nunca se aprovechó de ello. Es más, los alejó hasta que llegó a limpiarse completamente y convertirse en alguien legal. Por ello, nadie los identificaba como tal. Aunque de hacerlo, solo serían parte de la asociación como policías corruptos. Nick y Judy no sabían mucho de Bruto, y mucho menos de Los mascarpone, pero aunque ahora descubrieran algo, sabían que Don Bruto había muerto y que otro ocupaba su lugar.

Zootrópolis. La Amenaza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora