Eran las once y media de la noche. En tan solo media hora, las puertas de la Gran Zarpa abría sus puertas al público y Judy no podía dejar de pensar en ello.
Allí en su casa, tumbada en su cama con su bata azul de andar por casa, valoraba la posibilidad. Pero no era fácil. La simple idea de ir allí traía muchos problemas y consecuencias. Sobretodo por ser una orden directa de Bogo, al que respeta como amigo y autoridad que era. ¿Pero había otra solución?
"El misterio de Edward" perfectamente podría ser un futuro libro de una novela policiaca. Una que terminaba en tragedia, con alguien muerto y un criminal encarcelado. Pero ella no era una lectora, ¡era la protagonista! Y como tal, debía encajar piezas y resolver el misterio cuanto antes.
Todos sus pensamientos se esfumaron al escuchar el tono de Gazelle en su móvil. El tono de "Zorro Bobo" tal como rezaba la pantalla.
—¿Nick? ¿Qué pasó? ¿No puedes dormir? —Preguntó ella dubitativa.
—Por lo que veo no soy el único. —Respondió él al otro lado de la línea.
—Si... bueno. —correspondió ella con la voz algo apagada. —Pensando como hacer para continuar mañana. Este caso nos trae de cabeza.
—Lo sé. —Respondió él suspirando. —Por eso se me a ocurrido una idea.
—¿Cual? ¿Un billete a nunca jamás? jajaja —rió ella jugueteando con el cinto de su bata azul.
—¡Algo mucho mejor! ¿Me abres la puerta?
En el mismo momento sonó el timbre de la puerta y Judy reaccionó al momento para acercarse y abrir. Nick le sonrió desde el otro lado de la puerta guardando su móvil. Estaba vestido de forma diferente a la acostumbrada, unos jeans azules y una chaqueta térmica con bolsillos delanteros y capucha gris.
—¿Pero? ¿Nick? ¿Qué rábanos?
Nick entró a la casa y le explicó el porqué de su visita.
—Escucha coneja. Pese a que el Jefe Bogo nos lo ha... advertido. No podemos seguir así. Así que... He pensado que lo mejor será irnos de fiesta.
—¡¿Qué?! —Respondió ella asombrada. —¡Pe... pero no podemos hacer eso!
—¿El qué? —Respondió este con una sonrisa confiada en su hocico desde el sofá donde se sentó.
—¡No podemos ir! ¡Bogo fué muy claro! —Respondió ella señalando con una mirada escéptica.
—Vamos coneja. Solo vamos a ir a una fiesta. Ya sabes. Bailar un poco, tomarnos algo y disfrutar del espectáculo de esta noche.
Nick terminó guiñando el ojo para que Judy comprendiera el plan.
—Esto... Nick. ¿Enserio crees que Bogo se lo va a tragar? ¿El mismo dia que le pedimos permiso?
—¡Oh...! Cómo se nota que no conoces a Bogo. ¿Qué pruebas tendrá? ¿Que hemos estado disfrutando de la noche como amigos y que de casualidad acabamos en la misma discoteca donde está ese tal Crow?
—Nick, no va a funcionar. Creía que ya habíamos hablado de esto. Además, ¿qué hay de Richard? Aunque se consiguiera algo, ¿cómo se lo explicamos?
—Fácil. Le decimos que logramos encontrarlo paseando por algún lado y que le hicimos unas preguntas. ¡Qué más da! ya nos inventaremos algo.
—Nick, no va a funcionar...
Tras un breve silencio y la pérdida de contacto en la mirada, Judy se sentó al lado del Vulpino que miraba perdido un adorno de la cocina enfrente suya.
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Zootrópolis. La Amenaza.
Fiksi PenggemarUn amor incomprendido, un misterio cada vez más intrincado y una amenaza creciente. Nick y Judy vuelven al trabajo sin saber que sus propias vidas están en juego...