Cap 11 WANTED

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La policía llegó rápidamente al aviso. Ni Hopps, ni ninguno de los Vulpinos podían creer lo que estaban presenciando.

El animal que hacía unas horas se había escapado a consecuencia de su abogado, ahora estaba muerto. Con una bala en la cabeza boca abajo, tal y como cayó.

Hopps, queriendo saber más, acudió al técnico forense que fotografiaba la escena y el cadáver.

—Buenos días. —saludó la coneja con normalidad. —¿Se sabe algo de su agresor?

La forense le respondió:

—Aún nada agente. Sólo sabemos que la causa de la muerte fue por un disparo certero en la parte posterior trasera de su cráneo. Tendremos que llevarnos el cadáver para poder averiguar algo más acerca de lo que ha podido ocurrir.

—Este hombre, —Prosiguió Judy. —Es parte de una investigación de desaparición y robo a una propiedad. Jústamente esta misma mañana lo teníamos retenido, hasta que su abogado lo sacó y se lo llevó.

—¡Pues ya sabe más que yo agente! —Refutó la investigadora. —Según parece, la muerte fué hace menos de veinte o veinticinco minutos aproximados. Lo dicho. No puedo ser de ayuda, hasta que no esté sobre una mesa.

—Por favor, mantenganme informada de cualquier novedad.

—¡Descuide agente! Le comunicaré algo en cuanto sepamos qué ocurrió aquí.

Hopps complacida, volvió con los vulpinos que veían como el cadáver era introducido en una bolsa negra y cargado en un furgón policial. Algo que a Wilde le revolvió el estómago.

—¿¡Qué ha pasado zanahorias!? —Le espetó el pelirrojo. —¿¡Qué le ha pasado!?

—Recibió un tiro detrás de la cabeza... —Dijo esta con pesadez. —Ahora, la oficina forense tendrá que investigar más a fondo.

¿Cómo puede ser posible? Se preguntó Richard. A lo que Judy le contestó agilmente:

—Para mí, esto está claro. No sé quién era ese tipo que lo sacó de la comisaría pero no era ningún abogado.

—¡No! —Negó Nick. —¡Claro que no! Esto es demasiado evidente. La pregunta sería más bien ¿¡Porqué lo habrá matado!? ¿¡Qué tenía contra el!?

—Esto cada vez se está volviendo más turbio.—Dijo Judy agobiada posando una pata en su sien.

—Tenemos un cuerpo. —Le dijo el pelirrojo. —¡Seguro que a través de eso, logramos encontrar algo que nos acerque a este misterio!

—¡Podemos hacer un retrato robot! —Terminó afable el albino. —Los tres vimos la cara de ese alce. ¡Seguro que podemos hacer un retrato de él y ponerlo en busca y captura antes de que pueda intentar escapar!

Judy lo replanteó y se contagió de su emoción:

—¡Tienes razón! ¡Podemos buscarlo!

Nick tomó el turno de palabra:

—No hay tiempo que perder. ¡Volvamos a hacer ese retrato!

—¡Si, vamos! —Gritó hopps esperanzada de recuperar el rastro que se había perdido.

La vuelta a la comisaría no fué rápida. Eran ya las primeras horas de la tarde, lo que por consecuencia provocaba un tráfico denso por la capital y alrededores.

La patrulla permaneció atascada un rato en la autopista.

—¡Nooo! ¡Vamos,vamos ,vamos! —Gritaba Judy furiosa por la lentitud de aquel tráfico.

Zootrópolis. La Amenaza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora