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Camino detrás de Jeffrey sin soltar su mano. Amo que sus manos sean grandes, cubren toda la mía, me hace sentir protegida. Así como su cuerpo en general.

Me gustaba dormir por la noche abrazada a el, me proporcionaba protección, calidez. Me hacía sentir bien, como si estuviera en casa.

Era el ultimo día en Madrid, mañana iríamos a Rusia, donde pasaríamos unos 2 días y después volvíamos a la maldita rutina en Estados Unidos.

No tenía ganas de volver allí, me di cuenta que es aquella maldita universidad que parece una nube negra sobre nuestras cabezas... o más especificamente, Margaret. Estar lejos de todo me hizo aclara mi mente, mis sentimientos, eliminar todo tipo de duda.

Se que Jeffrey me ama, estos días han sido hermosos, pudimos ser nosotros al 100% sin pensar en nadie, ni en nada.

También sé que Jeffrey me va a pedir en matrimonio. O eso saque como conclusión al ver un anillo en el bolsillo de su pantalón.

-- ¿Quieres vino? -Jeffrey me saca de mis pensamientos, me acomodo mejor en la silla y miro mi alrededor. Un elegante restaurant en el centro de Madrid.-

-- Si, por favor. Que sea tinto. -el asiente y en menos de dos segundos llega un mozo.- Creo que estos días fueron los mejores en mucho tiempo, ya era hora de tener nuestro tiempo juntos... -comento unos minutos después, él asiente.-

-- Pienso lo mismo. Siempre estuve seguro de que eras la mujer de mi vida... pero creo que venir, tenerte para mi 24/7... lo confirma más aún. -yo lo miro y sonrío.- No quería apresurarme... pero siempre recuerdo que ya he perdido demasiado tiempo lejos de ti, por motivos bobos. -saca una cajita de su bolsillo y la abre.- Hace mucho, mucho tiempo lo tengo... no sabía cuando era el momento indicado para hacerlo... pero cuando vi la posibilidad de tener un viaje solos, ejos de todo... supe que era la oportunidad... -yo amplio más mi sonrisa, no quiero ni mirar para los costados, no quiero pensar que estamos haciendo un espetáculo.- Me pondría de rodillas, pero creo que la edad no me permite hacer ese tipo de movimientos... -Jeffrey comenta entre risas.- además tu un día me dijiste que no entendias el porqué de ponerse de rodillas para pedir en compromiso... decías que no hay necesidad de estar a diferentes de alturas para demostrar amor. -yo asiento, como es que puede recordar algo que le dije hace mas de 4 años?.- En fin... señorita Alekseeva, ¿quiere casarse conmigo? -Sus ojos dejan los mios y se dirigen al anillo, yo asiento repetidas veces y estiro mi derecha para que el coloque el anillo. Después que lo hace, me paro y doy dos pasos hacia el, lo abrazo fuertemente.-

-- No entiendo porque dudaste tanto... te diría que si en cualquier  circuntancia.

-- No pareces sorprendida. -comenta Jeffrey minutos después de nuestro demostración de amor. Saco mi vista del hermoso anillo y lo miro, sonrío sin poder evitar.-

-- Ya lo sabía. -el alza las cejas.- que podía haber una posibilidad de que me pidieras en compromiso...

-- ¿eh? -ríe y yo niego, pero al final rio también.-

-- Cuando me dijiste que viajaríamos juntos, la posibilidad de que lo hicieras pasó pormi cabeza. Pero la confirme hace unos días atras, estaba buscando un encendedor en tu pantalón y encontre la cajita. No la abrí -miro mi mano.- no quiere auto estragarme la sorpresa.

-- Eres una aguafiestas.

-- Te lo compensaré. Pero ahora quiero pedirte algo...

-- Lo que tu quieras -dice tomando un trago de vino.-

-- Quiero que nos casemos en Rusia. -Jeffrey escupe el vino, yo lo miro asustada, enseguida se aclara la garganta un par de veces y me mira.-

-- Santo cielo tu que si estas loca.


Profesor. || Jeffrey D. MorganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora