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Paseos y secretos☁

Stan estaba preocupado.

Se encontraba dando vueltas en su habitación, pensativo, asustado. Había recorrido ya la manzana, le había preguntado a los vecinos.
No era la primera vez que Sparky se iba unos días de casa, y justo ahí estaba el problema, ya habían pasado más de unos días.

Habían pasado dos semanas

— Estoy desesperado Kyle, nunca se había ido tanto tiempo. —

— Debes calmarte amigo, aún no le hemos preguntado a todos. —

— ¿Y qué cambia eso? —

— Alguien pudo verlo, el pueblo es muy pequeño, no pudo ir lejos. —

— Tienes razón, iré a buscarlo de nuevo, te mando mensaje si encuentro algo. —

No estaba para nada relajado ¿qué pasaba si aquel tipo loco lo había robado para sus experimentos? ¿O si lo habían vendido? ¿O qué tal si lo habían metido a un campamento para perros homosexuales donde les quisieran enseñar como ser heteros?

¡Nadie iba a hacerle eso otra vez!

Se puso su gorro, y salio corriendo escaleras abajo, su familia ya estaba dormida, así ya no tendría que dar explicaciones.

Corrió hasta la casa de Clyde y golpeó su ventana con una piedra.

— ¿Qué rayos? ¿Stan? —

— Hey —

— Okay, esto es muy raro. —

El chico se tallaba los ojos con pereza, su cabello estaba despeinado.

— Solo quería preguntarte algo, será rápido. —

— Stan no soy gay. —

El chico de la chaqueta marrón lo vio atónito.

— Felicidades. ¿Has visto a un perro por aquí? —

— ¿Perro? —

— Con un pañuelo rosa. —

— ¿Rosa? —

— Tiene los dientes chuecos. —

— ¿Chuecos? —

— ¡Clyde hablo en cerio! —

— Estoy tratando de imaginar, hombre. —

— ¡Sparky Clyde! ¡Es mi perro! ¡Sparky! —

— ¿Es el qué tiene las patas de un tono mas oscuro que su pelaje? —

—¡Si! —

—¿Y se le ve un colmillo? —

— ¡Si! —

Stan estaba muy emocionado, había esperanza y se sentía mejor, tendría que comprarle un helado a Kyle por haber tenido razón.

— Recuerdo haberlo visto por aquí, sacando la basura. —

— ¿Sabes para dónde se fue? —

— Ni idea. —

Sintió toda su alegría drenarse en un suspiro, se quito el gorro y acomodó su cabello.

— Bueno, buscaré un poco por aquí, gracias. —

— Seguro. —

El de ojos azules asintió cabizbajo, tenia una pista, pero, no era lo que quería, el quería a su perro. Caminó hacia la otra banqueta despacio, metió las manos a sus bolsillos y suspiró de nuevo.

Staig / One shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora