I- Galaxia

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Fueron segundos que parecieron horas, y es que ni los siglos dudarían de tu belleza. Decenio tras decenio nace solo una estrella, y no puedo llegar a negar que tú eres una de ellas.

Tus ojos, que con cada parpadeo duran una vida entera y tus pupilas que aún así no están absorbidas, sino que brillan haciéndose lucir cada vez más.

Permíteme acariciar tu rostro, y sentir esa energía que ilumina una galaxia entera con tan solo caminar.

Déjame rosar tus labios, y perdona el atrevimiento, declaro nuestro amor prohibido y aún más el no hacerlo.

Y así me retiro presentándome, soy yo el tiempo, el que te vió nacer y algún día no te vera jamás.

                            -Héctor F. Palavecino

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