XXXIII- Lazos de amor

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El reloj ya marcaba la hora llegaba el momento de verte partir.
Más me dolía mi alma al ver tus ojos sollozos por tenerte que ir.

Amor no me sueltes la mano te dije sin pudor, mientras una lágrima se caía de mis mejillas.

Me dijiste no me extrañes como si fuera fácil, que difícil va a ser no tenerte.

Pero debes irte tu camino está allá, más en sueños voy a encontrarte.

Nunca te olvidare..

Cada vez que me recueste en la noche en ti pensaré, en tu ausencia no me ahogare.

Yo te buscaré y tu presencia se convertirá en una fantasía, de que estás de nuevo junto a mí cada día.

Que la distancia no es el fin, más un lazo interlineado de un amor soñado.
Pasamos mucho tiempo juntos, pero el mismo se esfuma en un segundo.

Son letras que se caen del abecedario, y luego son escritas a diario.
En forma de poemas, versos de un poeta.

Se me caen lágrimas de sangre y me pregunto:  ¿Por qué el futuro se convirtió en pasado?

Estoy aquí extrañándote de a poco, recordando de lo perfecto que era mi mundo cuando estabas a mi lado.

Ahora es todo lo contrario te veo en un espejo de un espejismo que acaba llorando.

Se corrompen los vidrios y me hacen daño, cielo te extraño.

Pero debes marcharte no me hagas caso, vas a estar mejor, te acordarás de lo nuestro cada vez que te hablen de amor.

Fuiste lo mejor que me pasó, extrañarte va a ser mi consuelo para seguir amándote luego.

Cuando nos encontremos de nuevo en otra vida. Estoy seguro de que te va a impactar, el hecho de volvernos a mirar. Te recordará cuando fue el preciso instante en el que empezaste a amar.

                   -Héctor F. Palavecino


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