Capítulo 10. The Claddagh Ring

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-¿Qué estás tratando de decirme, Marcel?-mi representante estaba al otro lado del teléfono-.

-Eleanor, has de entender que las casas de moda estén enfadadas llevas casi dos semanas sin desfilar y te quieren ya de vuelta.

Lo conocía lo suficientemente bien para saber que estaba intentando ser los más cuidadoso posible.

-¿Acaso las casas de moda no saben que tengo un puto tobillo roto?-estaba furiosa-. ¿O quieren verme desfilar en muletas?.

-He tratado de hacerlos entrar en razón, cielo pero necesitan que vuelvas ya. Muchas modelos desfilan aún con esguinces.

-Si tan importante soy para ellos, esperaran por mí el tiempo que sea.

-Podrías perder tus contratos si no es así, Eleanor.

-Tengo más dinero en el banco del que podré gastar en toda mi vida, ¿Crees que soy tan imbécil como para arriesgarme a quedarme impedida de por vida por unos cuantos millones?

-Yo....tan sólo piénsalo, ¿vale?

-No hay nada que pensar. El día que el médico me de el alta, te llamaré. Hasta entonces no quiero saber nada de desfiles, sesiones de fotos o semanas de la moda, ¿entendido?.

-Entendido, cielo.

Le colgué el teléfono muy enfadada desplomándome encima de la cama. Lancé el móvil bien lejos. La industria de la moda no entendía que las super modelos podían enfermar o romperse piernas y que necesitaban recuperarse al igual que cualquier trabajador normal. ¡Qué mundo de mierda!

-¿Estás bien, preciosa?.

Me preguntó William que justo salía de la ducha con sólo una toalla atada a su cintura.

-Me pareció que estabas gritando.

-Así es-afirmé sin poder dejar de mirar sus maravillosos abdomibales-. Mi representante quiere que desfile en muletas por lo que se ve.

-Ya veo. ¿Te están metiendo prisa por volver al trabajo verdad?.

-Sí.

Pensar en volver a los viajes de siempre donde nadie me acompañaba y todo era tan frío y distante, me ponía de mala leche.

-Te lo pregunté un día y vuelvo a hacerlo hoy-se sentó a mi lado-. ¿Por qué no dejas tu trabajo si tan poco te gusta?.

-No hay nada más que sepa hacer. Llevo desde los dieciocho años metida en este bucle, me he acostumbrado a que sea mi trabajo.

-Eso no es posible, Eleanor. Sé que eres capaz de hacer muchas cosas. Seguro que sabes cocinar-negué con la cabeza-, ¿escribir libros?-volví a negar, escuchar no es tu fuerte así que psicóloga queda descartado-empecé a reírme-. ¡Espera ya lo tengo! ¿Qué te parece ser mi novia? Te daría tiempo para pensar a que te quieres dedicar y mientras tanto, podrías dedicarte a amarme. Eso se te da muy bien.

-En realidad siempre me atrajo el diseño de joyas. No se me da mal y es algo que me hace relajarme.

-¿Amarme entonces no te convence?-se hizo la víctima-.

-Sí, es lo que más quiero-le dije riendo -. Pero amarte no es un oficio, es un deseo, una necesidad.

-Tienes razón-se acercó a mí para acariciarme el pelo-. Creo que podría ayudarte en esa empresa. Podría crear tu página web y hablar con Leonardo para que tu colección se vendiera en sus tiendas.

-No se, William quizás sea todo muy precipitado.

-La vida es corta, preciosa. No debes perder el tiempo pensando en cuando hacer las cosas. Tan sólo hazlas.

Tan Sólo Hazme Olvidar(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora