Capítulo 21. Hazme el amor

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-Me debes una, preciosa-Alistair camibaba hacía mí con el torso desnudo como si de un adonis se tratase-.

-Me debes una, preciosa-Alistair camibaba hacía mí con el torso desnudo como si de un adonis se tratase-

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-¿Ah si?

Me hice la tonta aunque en realidad ardía en deseos por tener a aquel hombre encima de mí llenando mi cuerpo de sudor y placer.

-No recuerdo nada al respecto.

-¿Siempre te cuesta recordar lo que no te interesa?.

-Me interesa no hacerte ver lo que quiero-le mordí en el lóbulo de la oreja y el gimió de placer-.

-Has despertado a la fiera, preciosa.

Me empujó hacia la cama y se abalanzó sobre mí comenzando a darme mordiscos sobre mi cuello que me hicieron estremecerme.

Lentamente, trazó una línea con la punta de su lengua hacia mis pechos que saboreó con pasión mordiendo mis pezones de vez en cuando. Si algo sabía hacer Alistair era ponerme a mil por hora.

-¿Te gusta, preciosa?.

-Podría gustarme más.

-Tú me lo has pedido....

Descendió por mi cuerpo y empezó a lamer mi sexo lento al principio y más salvajemente después. Una ola de calor recorrió mi cuerpo y las piernas comenzaron a temblarme. Segundos después el placer recorrió todo mi cuerpo y agarré su pelo desesperada al no poder aguantar tanta satisfacción.

-¿Sigue sin gustarte?

-Hazme el amor, Alistair-le supliqué-.

Se introdujo dentro de mí de un sólo empujón y me arqueé al sentirlo en mi interior. No se si es que era multiorgásmica o que mi marido sabía hacer muy bien las cosas pero cada vez que hacía el amor con él los orgasmos venían unos detrás de otros. Quise devolverle el favor y me giré sobre mí misma para ponerme encima de él.

-Creo que es hora de devolverte el favor, irlandés errante.

Comencé a moverme encima de él. Lento al principio, tomándome mi tiempo mientras lo escuchaba suspirar y tocaba mis pechos pidiendo más. Cuando intuí que estaba a punto de llegar al clímax, aceleré mi ritmo y juntos culminamos .

-Eres una diosa, Eleanor. Nunca sentí nada parecido con nadie.

-¿Tus antiguas amantes no te daban el suficiente placer?.

Nunca le había preguntado a Alistair por sus antiguas novias. No era para nada celosa pero me surgió la duda y no pude reprimirme.

-Qué curiosa eres, mujer-me sonrió-. Ha habido varias mujeres en mi vida, por supuesto. Ser un santo no me pega pero ninguna ha sido capaz de hacerme disfrutar como tú lo haces cada día. De hecho, nadie había sido capaz de retenerme.

-¿Retenerte?

-Sí, ser mi novia o algo parecido. Nunca las tuve porque nunca las busqué pero cuando te ví a tí en aquel pub con tu mirada triste, tu belleza y tu forma de beber las pintas como un hombre, supe que tú serías algo más.

Tan Sólo Hazme Olvidar(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora