Capítulo 1.

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Hacía 6 meses que Violeta había aterrizado en Barcelona con el objetivo de empezar de cero. Su pequeña, Olivia, ya tenía casi dos años y ella no la podía querer más. Al llegar a Barcelona estuvo viviendo en casa de su amiga del instituto,  Almudena, Denna para los amigos, hasta que encontró un piso que le gustó cerca del centro de Barcelona y con buenos colegios al rededor para cuando Olivia empezase a ir al colegio. Cuando Denna se enteró de que Violeta se iba a mudar a la ciudad casi que le obligó a pasar una temporada en su casa mientras se adaptaba al nuevo entorno y así echar una mano con la niña, y Violeta no le podía estar más agradecida. Al mudarse a su nueva casa conoció a Ruslana, su vecina de enfrente, que también se acababa de mudar, con la cual entabló amistad rápidamente. Ésta le presentó a su grupo de amigos, en el que conectó de forma maravillosa casi al instante y del que ahora forma parte. Todos ellos le han ayudado muchísimo con Olivia, y ésta, cada vez que los ve se vuelve loca, ya son como sus tíos.

Ahora mismo Violeta se encontraba ordenando un poco su desastrosa casa llena de juguetes y cosas de la pequeña porque habían quedado en hacer una merienda-cena en su casa todos juntos y ya no tardarían mucho en llegar. Justo cuando se dirigía al balcón para fumarse un cigarro y así relajarse un poco, llamaron al timbre. Venían todos juntos menos Ruslana, que como dijeron el resto al entrar en casa, se retrasaría un rato ya que su mejor amiga de la infancia volvía de regreso a Barcelona después de varios años con su familia en Newcastle y quería recibirla en el aeropuerto.

- Oye chicos, no sé si sabéis que yo también existo, habéis ido corriendo a donde la niña y a mí casi ni hola.- Protesta Violeta algo indignada, pero encantada porque amaba la manera en la que sus amigos se desvivían por su pequeña.

- Jo Vio es que la hemos echado mucho de menos, a ti te vimos ayer, pero a ella no la vemos hace una semana porque creíste que ayer era buena idea dejarla ir al parque con Ruslana .- Se quejó Bea.

- No pasa nada chicos, ella es feliz cuando está con vosotros.

Tras decir eso, volvieron a llamar al timbre y a pesar de que pensaban que llegaría más tarde, resultó ser Ruslana.

- Hola Rus, pensé que llegarías más tarde.

- Si bueno, es que a ver, debería haber llegado más tarde porque quería pasar tiempo con mi amiga después de tantos meses sin vernos, pero es que me apetecía venir aquí y estar con vosotros así que pensé que podría ser buena idea que venga conmigo y estar todos juntos, si no os importa, está en casa dejando las maletas.- Dijo la pequeña del grupo algo angustiada.

- Claro no pasa nada, nosotros encantados.

- ¿Y por qué Keeks deja las maletas en tu casa? ¿Se va a quedar a vivir contigo?- Pregunta Juanjo.

- No, es solo hasta que encuentre algo para compartir, ya sabes, Barcelona es muy caro y buscar piso es mejor hacerlo una vez se está aquí.- Comentó mientras se abría una cerveza y se sentaba en el sofá.

- ¿Y por qué no vive contigo? Si tienes la habitación del fondo libre, así ahorráis las dos.- Pregunta Bea.

- Bueno, es que aún no os he dicho, pero es que Nai y yo nos vamos a ir a vivir juntas, y el hecho de que viva con nosotras nos va a quitar privacidad, y eso al comienzo de una relación no tiene que ser bueno.

- Ya, privacidad, me da a mí, Vio que te vas a tener que cambiar de piso si no quieres que tu hija crezca traumatizada por los gritos de su tía por la noche.

- ¡Juanjo por favor!- Grita Rus más roja que un tomate.

Mientras todos se ríen llaman al timbre, Ruslana, segura de que es su amiga, va hacia la puerta a abrir y así escapar un poco de aquella situación.

- Chicos, ya está aquí, vosotros ya la conocéis de otras veces, menos tú Vio. Violeta esta es Chiara y Keeks esta es Violeta.

- Hola, encantada.- dijeron ambas a la vez.

- Mira Keeks, esta es Olivia la hija de Vio- Dice Ruslana cogiéndola en brazos.

- Pero qué cosa más bonita, qué guapa es por favor.- Dice Chiara a la vez que la coge en brazos.

- Gracias, qué te voy a decir yo, que es mi hija- Dijo Violeta sonriente ante las palabras de la morena.

Tras compartir unas palabras más, todos se sentaron al rededor de la mesa del sofá a comer las  cosas que Violeta había preparado, no era gran cosa, la mayoría era de picar, cosas que no precisaran de mucho tiempo. Al rato,  Violeta vio que Olivia se había quedado dormida en brazos de Chiara, y decidió que era hora de acostarla.

- ¿Quieres que la lleve yo? así no se despierta- Dice Chiara.

- Claro, si no te importa, es lo mejor .- Sonrió.

Una vez en la habitación de la pequeña, Chiara, con mucho cuidado para que no se despertara la puso en su cuna y se dirigió hacia Violeta.

- Es muy guapa, me gustan mucho los niños pequeños, aunque muchas veces me pone nerviosa tratar con ellos.- Admitió.

- Gracias, la verdad es que sí es muy guapa, no lo digo porque sea su madre-. Rieron ambas.- Para ponerte nerviosa le has caído muy bien, no te ha soltado desde que has llegado. - Chiara rió.

- Sí, se parece bastante a ti la verdad, pero bueno, tampoco es que conozca al padre para comparar los parecidos, pero bueno, cuando lo conozca ya te diré.- Dijo amablemente riendo.

A Violeta ese comentario hizo que se le fuera toda la sangre del cuerpo, Chiara no sabía nada y no la culpa por decir aquello, pero no se lo esperaba.

- ¿Violeta estás bien? Te veo... rara ¿Te pasa algo?- Preguntó acercándose a ella.

- No, no, todo bien, sólo creo que ya es hora de que os vayáis, estoy algo cansada después de todo el día.- Dijo Violeta a la vez que llagaba al salón, donde se encontraba el resto.

- ¿Pero Vio ha pasado algo?- Preguntó Denna preocupada.

- No nada, sólo estoy cansada chicos, ya se lo he dicho, necesito descansar y relajarme .- Sonrió para tranquilizarlos .- Mañana hablamos.

Tras decir eso y despedirse, todos salieron por la puerta. Violeta fue hasta la habitación de Olivia y la observó dormir durante un rato. La quería con todo su corazón y no se arrepentía de haber tomado la decisión de tenerla pese a las circunstancias en las que se encontraba. El tema de Julio aún no estaba superado, aunque ya no lo quería y no sentía por él otra cosa más que odio, y el hecho de escuchar a Chiara decir aquellas palabras le había puesto triste.



Me quedo contigo // KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora