Chiara.Me quedé congelada.
Me quedé blanca.
Estática.
No sabía qué hacer. No sabía cómo reaccionar.
Olivia me acababa de llamar Mami. Me acababa de llamar Mami delante de Violeta.
El escuchar esa palabra saliendo de su boquita, el escucharle llamarme así hizo que me diera un vuelco el corazón.
Fuck.
Que me había llamado Mami y me había hecho la persona más feliz del mundo.
- Violeta...- La miré con los ojos húmedos.
- No mi amor.- Se acercó a la niña.- Se llama Kiki, no Mami.- Dijo.- Ki Ki, repítelo mi amor.- Puso ambas manos en sus mejillas.
Y la niña me miró y volvió a sonreír.
- Mami.- Posó su cabeza sobre mi pecho.
Violeta me miró, no sabía lo que pensaba, no podía leerla.
- Te ha llamado Mami.- Susurró.- No se ha equivocado, lo ha dicho sabiendo lo que dice.- La miró.- Te considera su madre.
- Vivi.- No pude contener la lágrima que me salió, obviamente, de emoción.- No quiero que te moleste, no quiero que pienses que... I don't know- La miré y ella estiró su brazo para limpiar mi lágrima con su pulgar.- Me ha llamado mami y me he emocionado, me ha gustado.- Admití.
- ¿No te ha molestado?.- Preguntó con la mano aún en mi mejilla. - Negué.- No quiero que te sientas incómoda, que te llame algo que tú no sientas.- Comenzó.- No quiero que te veas forzada a ejercer de madre si no te sientes como tal, Kiki. Sé que si Oli te ha llamado eso es porque de verdad te considera como tal. A Denna, por ejemplo, que la conoce desde que nació, que la cuida, la ve casi todos los días, que es como su hija, nunca se lo ha llamado.- Me limpió otra lágrima.- Aún estoy a tiempo de evitar que te llame así o ...
- Stop.- La interrumpí.- No me molesta para nada.- Admití.- Es mas, al contrario. Me ha gustado, Violeta estoy llorando de emoción por dios. Que la quiero como si fuera mi propia hija, y que me considere su madre es lo mejor que me ha pasado últimamente, junto contigo.- Me acerqué aún más a ella, con Olivia aún en mis brazos, y posé mi frente sobre la suya.- Que os amo, Vivi, a las dos. Que sois lo mejor que me ha pasado en la vida.- Finalicé.
Y me besó.
- Te quiero muchísimo, Kiki.- Me miró.- No sé que haría sin ti.- Dijo acariciando la cabecita de Olivia.- ¿Sabes por qué se llama así?
Negué.
- Pues ahora que eres su madre deberías saberlo.- Sonrió y tras preparar los desayunos para las tres, sentamos a Olivia en la trona y nosotras dos en las banquetas de la cocina.- Mi abuela se murió cuando yo era una niña, Tana aún no había nacido.- Comenzó.- Cuando se murió, mi madre me explicó que cuando nació, mi abuela la quería llamarla Olivia, pero que su madre quería que se llamase como su madre, es decir, como la abuela de mi madre.- Explicó.- Cuando mi abuela dio a luz, su madre fue a registrar a mi madre, y en vez de Olivia, le puso Susana, como a ella le salió de las narices, básicamente - Asentí.- Fue la única hija que tuvo, y cuando mi madre me puso Violeta, se disgustó un poquito con ella, porque ella decía que su sueño era poder llamar Olivia a alguien, no sé por qué pero le fascinaba ese nombre, nunca llegó a contármelo.- Pensó.- Total, que cuando mi abuela se puso muy muy enferma, le juré, sin que ella me lo pidiera ni nada, que si algún día tenía una hija, la llamaría Olivia, quería que se fuera sabiendo que esa especie de sueño raro que tenía ella con ese nombre se iba a cumplir, aunque ella no estuviera para verlo, y desde entonces siempre he dicho que si tenía una hija me gustaría llamarla así y pues aquí está nuestra pequeña.- Dijo recalcando el nuestra.
- Eres demasiado bonita, Violeta.- Acaricié su rostro con mi mano.- Eres maravillosa.- Sonrió.
**
UN AÑO MÁS TARDE.
Chiara.
- Mamáááá.- Se quejó Olivia tirando de mi camiseta hacia abajo.
- Oli, ahora mamá no puede que está en una llamada muy importante.- Susurró Violeta cogiéndola en brazos y entrando en la cocina.- ¿Me ayudas a hacer la cena?.
- Chiiiii.
Me encontraba sentada en el sofá del salón de casa, con la mesa del café llena de papeles desperdigados. Estaba atendiendo una llamada bastante importante. Había llevado a cabo mi idea de abrir una academia de música, y estaba a punto de inaugurarse, por lo que tenía que tenerlo todo preparado para cuando eso ocurriera.
- ¿Qué te han dicho?.- Preguntó Violeta asomando su cabeza por la puerta de la cocina al escucharme despedir la llamada.
- Que ya está Vivi.- Sonreí y me levanté.- En dos semanas abrimos.- Me llevé una mano a la boca.
- ¡Felicidades amor!.- Corrió hacia mí y me abrazó.- Va a ir todo genial, ya verás.- Dijo antes de besarme.
- No sé Vivi, estoy muy nerviosa, ahora tengo que preparar la fiesta de inauguración, promocionarme, llegar a mucha gente y esas cosas.
- Pero tú lo vas a conseguir.- Me cogió la cara.- te va a ir genial porque te lo mereces.- Sonrió.- Tienes que llamar a tus padres.- Asentí.- En parte es gracias a ellos todo eso, y se van a poner muy contentos, los dos- Dijo antes de darme un beso y volver a la cocina.
En este año mi vida había cambiado aún más de lo que lo hizo al conocer a Violeta.
Como un par de meses o así después de reencontrarme con mi padre, un día que me encontraba hablando con mi madre le pedí que me pasara el teléfono para hablar con él. Sentía que tenía que hacerlo y estaba preparada. Quedamos en Barcelona, pues era mejor en persona y así mi madre y hermana aprovechaban a verme, y estuvimos hablando. Me pidió perdón por lo que me hizo y admitió que había actuado mal. Decidí darle una segunda oportunidad y no me arrepiento de ello.
Al día siguiente de haber hablado con él, quedamos para comer con mis padres y Jasmine y ahí les presenté a Violeta y a Olivia. Ellos las recibieron con los brazos abiertos, y a día de hoy, mantenían muy buena relación, y a Olivia, quien les llamaba abuelos, la querían y se preocupaban por ella como si de verdad fuera su nieta de sangre.
Cuando le conté a mi padre mi idea de abrir una escuela de baile, que era a lo que me había querido dedicar desde que era chica, no dudó ni un segundo en ayudarme económicamente, según dijo él "para compensar por todos estos años en los que no estuvo para mí", y gracias a él, y a mi madre, he podido cumplir mi sueño.
Hay veces que la gente simplemente comete errores. Al fin y al cabo somos humanos, aprendemos de ellos. Todo el mundo merece una segunda oportunidad, y más si de verdad estaban tan arrepentidos como mi padre demostró estarlo.
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Me quedo contigo // Kivi
RomancePara Violeta, el haberse quedado embarazada con 23 años no suponía ningún problema porque lo tendría con la persona de la cual estaba locamente enamorada, su novio desde hacía tres años, Julio. Pero todo en su vida se derrumba en el momento en el qu...