Capítulo 18.

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Violeta.

Al fin en casa.

Eso pensé mientras pulsaba el botón número cinco en el ascensor. Eran las doce y poco más, me había retrasado demasiado porque Manu, el jefe, quiso hablar conmigo al acabar el turno, y nos entretuvimos demasiado.

Metí la llave en la cerradura y abrí intentando hacer el menor ruido posible, seguramente Kiki y Olivia estuvieran dormidas.

Nada más abrí la puerta pude ver la imagen de ellas dos dormidas en el sofá con la tele encendida. Chiara estaba recostada con Olivia encima de ella, mientras la agarraba para que no se cayera.

Me acerqué a ellas y tras darle un beso a cada una en la frente, cogí a Olivia con sumo cuidado para llevarla a su cuarto. Se removió un poco por el cambio de posición, pero no llegó a despertarse. Le di otro beso más antes de meterla en la cuna y salí sin cerrar la puerta del todo.

Tras ir a mi habitación y ponerme el pijama, me dirigí de nuevo hacia Chiara, quien había cambiado de postura.

- Ey.- Susurré acariciándole el pelo.- Mi amor.- Sonreí.

- Mmm.- Se estiró sin abrir aún los ojos.

- Te has quedado dormida en el sofá, amor.

- ¡¿Y LA NIÑA?!.- Se levantó de un impulso quedando sentada en el sofá con los ojos, ahora sí, más que abiertos.

- Joder Kiki.- Llevé la mano a mi pecho.- Yo intentando ser cuidadosa y menudo susto que me has dado. Acabo de acostarla, tranquila.

- Dios.- Se llevó las manos a la cabeza.- Lo siento Vivi, me he dormido con ella, you scared me.

- Tranquila.- Reí.- ¿Vamos a dormir? Se me ha hecho tarde, lo siento.

- Sí.- Me levanté y me cogió de la muñeca para que no me fuera mientras ella se ponía en pie.- ¿No hay beso?.- Dijo haciendo un puchero.

Sonreí y me acerqué a ella para dejarle un beso suave en los labios, ella me cogió de la cintura.

- Vale, ya está.- Dije separándome-. Vamos, anda.- Reí.

- Duerme conmigo.- Dijo volviendo a agarrarme.

- En mi cama.- Contesté.- Es más grande. No te creas que iba a dejar que durmieras sola eh.

- ¿Ah no?.- Negué.- ¿Y eso?

- Porque das mucho calorcito por la noche, y aún hace frío.

- O sea, que en realidad me estás utilizando.- Dijo metiéndose en la cama.

- Ya ves.- Reí mientras colocaba mi cara en el hueco de su cuello.- Te quiero.- Susurré antes de pasar un brazo por su cintura abrazándola.

- Yo a ti también. Good night.- Dejó un beso en mi cabeza.

Al día siguiente me desperté pronto, a las ocho. No podía dormir más. Mi cabeza estaba en lo que me había propuesto Manu, así que me levanté y tras hacerme un café y ponerme una sudadera, salí al balcón a fumarme un cigarro.

Manu tenía varios bares, y en uno de ellos, los fines de semana por la noche, había espectáculos. Uno de ellos era cantar. Me dijo que la chica que estaba ahora, Suzete, lo había dejado porque había obtenido un papel como protagonista en un musical bastante conocido, y que quería aprovechar la oportunidad. Él, según me comentó, la primera persona que se le pasó por la cabeza fui yo.

Cuando me mudé a Barcelona y comencé a buscar trabajo vi que en ese bar, en el que Manu me acaba de ofrecer un puesto, se necesitaba una cantante. Decidida entré a preguntar por el puesto, pero me dijo Manu, que casualmente se encontraba allí en ese momento, que ya no estaba disponible, pero que le había caído bien y que tenía un bar en el que se necesitaba camarera, así que tras una entrevista y una semana de prueba, comencé a trabajar en él.

Me quedo contigo // KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora