Chiara
- Quiero hacer algo por mi cumple.- Dijo Violeta.
Eran eso de las once de la noche y nos encontrábamos ambas tumbadas en el sofá viendo cualquier cosa que daban en la televisión. La verdad es que no lo estábamos prestando demasiada atención.
En dos días Violeta cumplia años, y hasta ahora había dicho que no le apetecía celebrarlo. Había pasado un tiempo bastante rara, desde poco después de empezar esto que tuviéramos, de lo cual hacía un mes, desde aquel día que la encontré a las cinco y pico de la mañana en el balcón fumándose un cigarro, donde ya la encontré algo rara. Muchas veces le preguntaba si le pasaba algo, pero ella me respondía que no, que todo iba bien. Yo sabía que no. Que había algo que no la dejaba tranquila.
- ¿Y ese cambio de opinión tan repentino?.- Pregunté.
- No sé. Lo he estado pensando y quiero invitaros a cenar o algo. Quiero pasar ese día rodeada de la gente a la que quiero, y ya que mi familia no puede venir hasta la semana que viene porque los vuelos están muy caros, pues me hace ilusión.- Dijo mirándome.- Siempre estáis conmigo, me ayudáis un montón con Oli y esas cosas. Os habéis convertido en mi familia, Kiki.
Me levanté del sofá y me senté justo al lado de ella.
- Tú también eres nuestra familia Vivi. Creo que hablo en nombre de todos, pero de todos modos, en la mía sí que te has convertido.- La abracé y ella hizo lo mismo.
- Kiki eres genial, de verdad.- Dijo separándose para mirarme.
- ¿Por qué me miras así?.- Reí nerviosa porque se había quedado pasmada mirándome.
- Nada nada.- Se levantó.- Creo que es hora de irme a dormir, mañana diré por el grupo lo del cumpleaños, espero que no sea muy tarde.
- Tranquila, seguro que van todos, cuenta conmigo.- Dije dándola un beso en la cabeza.
Violeta.
Tras meterme en la cama no pude evitar ponerme a pensar, como todas las noches. Mi vida había cambiado. Y tanto que si había cambiado. Ahora tengo una hija preciosa la cual es lo más importante de mi vida, y tengo unos amigos maravillosos, que son como mi familia. Hemos creado una familia entre todos. Cada uno es de un lugar distinto. Denna y yo somos de Granada, Kiki de Newcastle, Martin de Bilbao, Nai y Juanjo de Zaragoza, y así. Todos nos habíamos mudado a Barcelona, todos teníamos nuestras familias lejos, y todos nos habíamos juntado y habíamos forjado esta maravillosa amistad. Juro que cada día doy las gracias por haberme encontrado con ellos por el camino. Pero para ser sincera, sobre todo por haberme puesto a Kiki en el camino. En nuestro camino. El mío y el de Olivia. Chiara había llegado y, aunque el primer día metió la pata, el segundo lo arregló y, sin conocerme de nada, me ayudó. Desde ese día supe que sería alguien importante. Siempre está ahí para ayudarme, aconsejarme y... para quererme. Siempre se preocupa por mí y por Olivia. Siempre está ahí.
A mí me da miedo, me da miedo admitirlo, pero siento que aquello que tanto me he negado, aquello que no quería que pasase, había pasado. Creo que me había enamorado de ella. Quiero que esté cerca todo el tiempo, que me sonría, que me abrace. Yo no puedo evitar muchas veces coger y plantarle un beso. Me sale solo. Es como una especie de necesidad.
Siento que tengo que decir esto en voz alta, que tengo que decírselo a alguien, porque hay cosas que necesitas compartir. No es bueno guardarse las cosas para uno mismo. En estos momentos necesitaba a Denna, ella siempre sabe como aconsejarme, cómo indicarme, como guiarme. Necesitaba hablar con ella, y lo necesitaba ya.
Al día siguiente me desperté temprano, a eso de las nueve de la mañana, y antes de ir a despertar a Olivia, decidí desayunar tranquila y mandar un WhatsApp al grupo diciendo lo del cumpleaños.
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Me quedo contigo // Kivi
RomancePara Violeta, el haberse quedado embarazada con 23 años no suponía ningún problema porque lo tendría con la persona de la cual estaba locamente enamorada, su novio desde hacía tres años, Julio. Pero todo en su vida se derrumba en el momento en el qu...