❁Capítulo 22❁

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La casa se dividió rápidamente cuando por fin llegaron al campamento que resultó ser una reserva nacional y natural, árboles por todos lados y diversos cantos de aves. Lo que en el día era comedor terminó siendo cama matrimonial, los asientos fueron camas para sus hermanos y el camarote al final del pasillo fue ocupado con Tae y JungKook, agradecieron mentalmente tener una cortina que los separaba de la familia, así podrían tener tiempo y espacio para ambos.

—Ve con Kookie a buscar leña para la fogata, no muy lejos.

Asintió mirando a Jeon que sostenía su cámara en su dirección.

Comenzó a caminar por ese camino de piedras que luego lo internaba al bosque, escuchó el sonido de la cámara al momento de tomar fotos, sabía que Jeon estaba en un lugar que quería.

Su camino fue en silencio, hasta que estuvieron en el centro del bosque y sólo podías ver árboles, arbustos y ramas. Tae se detuvo, sintió a Jeon a su lado.

—Hyung...

—¿Qué nos pasa?—preguntó con el corazón en la mano.

—¿A que te refieres?, no entiendo...

—Siento distancia en nosotros es raro, es triste, quizás es por mi familia pero ahora estamos aquí en medio de un bosque, estamos aquí y se siente mal, me siento ahogado y tenso. Quiero ser capaz de besarte y darte mimos frente a todos pero no puedo, me quedo en mi burbuja, en mi zona de confort y quiero salir, por favor sácame de ahí.

JungKook se acercó para darle algo de tranquilidad, quizás aún su Hyung no entendía que si él lo quería nada más importaba. Quizás esta vez Tae sentía que lo estaba haciendo bien oero tenía miedo, su relación con Kyung había sido oculta por mucho tiempo y no quería eso con Jeon.

—¿Por qué eres así contigo?, Hyung tranquilo—le tomó la cara para que lo mirara fijamente—. Estás haciendo lo correcto, créeme.

Una pequeña sonrisa decoraba el rostro contrario, Tae estaba siendo muy duro con el mismo, estaba quedándose en un punto sin retorno... aún así Jeon lo ayudaría a retornar.

—Jeon...

—¿Mmh?—juntó sus frentes, sosteniendo aún la cara de Tae en sus delgados dedos.

—Te amo...

Había sido un susurro de cinco letras, dos palabras y un corazón bombeando sangre a más no poder. El poder de esa palabra era demasiado, se sentía a flor de piel.

JungKook levantó su cara para poder rozar los labios de Tae, su cuerpo se sacudía levemente por el frío, por el nerviosismo y la emoción. Abrió su boca para atrapar el labio inferior del mayor con cuidado, de pronto sintió a Tae dueño de su labio superior, tiró del con delicadeza. Sus besos siempre empezaban de más a menos, donde ponían toda la pasión para luego terminar con roces suaves y tímidos, sintiendo algo de vergüenza pero comodidad.

Estiró su brazo para dejar la correa de su cámara caer lentamente por su brazo hasta el suelo, siguió besando los labios rojos y calientes mientras abrazaba el cuello del mayor, sólo se separó para saltar y enrollar sus piernas en la cintura firme de Tae. El último nombrado decidió dar pasos lentos hasta un árbol donde afirmó el cuerpo del menor, se sintió más firme de besarlo libremente sin botarlo a mitad de la acción.

Por la mente de Tae pasó todo lo que tuvo que pasar JungKook para encontrar esta felicidad, una felicidad mutua entre dos niños asustados de amar. Aunque Tae fuera el mayor, aunque Tae ya sabía lo que era amar; allí estaba sintiendo algo realmente nuevo y mucho mejor.

—TaeHyung...—gimió en su oído, tan suave pero perceptible.

—Juro que quiero seguir, pero la fogata nos espera.

Ambos soltaron una risita, aún así continuaron sus besos cortos.

—Ven aquí—luego de que TaeHyung bajara al pelinegro fue inevitable para este no volver a sus labios.

Las manos frías de Tae viajaron por la espalda de JungKook propagando el frío y los escalofríos.

—Ya... para—rió cuando los besos de Tae se repartieron por su rostro—. Hyung...

Comenzó a reír por la acción, retorciéndose bajo los brazos pálidos, sintiendo su pulso más rápido, el frío por su boca y su corazón latir rápido, pero bien, se sentía bien.

—Hy–hyung.

Se detuvo con la respiración rápida, su pecho subiendo y bajando, mirando a JungKook detenidamente con una sonrisa cálida.

—Podría comerte, tu cara es tan linda y tus lunares, Dios JungKook—tapó su cara avergonzado—. Eres tan hermoso.

—Hyung, tú eres muy hermoso—sus mejillas se tiñeron de rosado claro—. Y no me digas esas cosas, ¡ah!, mis mejillas se sienten muy calientes.

Puso sus palmas en las mejillas duras por la sonrisa que mantenía al ver a su chico, tapando su rostro y mirándolo entre sus dedos.

—Deberíamos llevar la leña—propuso el mayor girando su cuerpo, dándole la espalda al menor para tomar la cámara y ponerla en su cuello.

—Hyung, ¿Quieres sacar fotografías mientras vamos de vuelta?—Jeon le preguntó cuando llegó a su lado para tomarle la mano y entrelazar sus dedos.

—La leña es mucho para tí, pero quiero tomarte una foto... quiero guardar el día en que te dije la palabra más importante—le tomó la otra mano sonriente—. Quiero guardar en una foto cuando te amo, Jeon JungKook.

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𝐦𝐨𝐧𝐞𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐜𝐡𝐨𝐜𝐨𝐥𝐚𝐭𝐞 。˚༷ᮀ。˚༷ 𝐭𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora