Capítulo 45.

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—¿Te traigo un poco de café, Pato?

La voz de Froy sonaba lejana, como si estuviese a mucha distancia de aquí. Aún así logré negar con la cabeza; lo único que quería saber ahora era la situación de Corey.

—Vamos, _____. Debes estar sedienta. Te traeré un vaso de agua...

—Que no quiero, Diego. Cállense ya, los tres.

Él cerró la boca, y se le sumaron Anto y Froy.

Agradecí que hubiesen venido solo ellos tres. Ahora mismo tengo un remolino en la cabeza, y no quiero imaginar cómo hubiese sido al tener a toda la fiesta aquí, queriendo saber qué pasó, cómo ocurrió, si Corey está bien o...

Reprimí un sollozo. Froy corrió rápidamente a abrazarme pero lo aparté. Si lo hacía iba a romper en lágrimas y no quería llorar. Llorar significa que algo malo pasa, y no quiero pensar que está pasando algo malo. Todo está bien, me repito. Todo está bien.

Él está bien.

Pasó tan de repente que entré en estado de shock. Por suerte eso fue luego de llamar al 911. Una ambulancia vino un poco después, y nos llevaron a los dos al hospital más cercano.

En todo el trayecto no dejaba de mirarlo. Un enfermero me hizo relatar la historia y yo la narré a medias, sin despegar mis ojos de su cuerpo, pálido y estático. Al llegar al lugar, se lo llevaron y a mí me dejaron en la sala de espera. Me ofrecieron un tranquilizante, y creo que es por eso que no estoy gritando como loca su nombre ni armando un escándalo para que me dejen verlo. Por eso y porque están Diego, Anto y Froy, que aunque no quiero que me toquen ni me hablen, me ayudan con solo estar aquí.

Un médico llegó a la sala y me levanté rápidamente, pero no venía hacia acá sino a la familia que estaba al lado. Maldije en mi interior, y me sentí egoísta por eso. ¿Y si esa familia pasaba por algo peor? ¿Algún miembro tenía cáncer terminal o le habían disparado? Yo me estaba quejando cuando Corey no tenía nada, él estaba bien...

—Hola, chicos —la voz de Mich me sacó de mi cabeza. Lo miré—. Anto me avisó y vine volando. ¿Ya saben cómo está? Acabo de llamar a sus padres y ya están por tomar un vuelo hacia acá...

Oh, Dios. Shannon, Dain, Baylee... ¿Cómo no se me ocurrió avisarles?

—¿En serio nadie sabe cómo está? —volvió a preguntar Mich.

—Nadie ha venido a decirnos —respondió Anto—. Y llevamos como media hora aquí.

—¿Eso es bueno o ma...? ¡Auch! —se quejó Froy por un codazo que le había dado Diego.

—Cierra la boca, pendejo —y me señaló con la cabeza.

—Ou, si... lo siento, lo siento. Perdón por recordarte que Corey podría estar muriendo...

Y se escucharon tres palmface, un zape y otro quejido de Froy.

Mich se sentó a mi lado y pasó su mano por mi cabello, yo dejé que lo hiciera.

—Se va a poner bien, _____. Ya sabes el dicho: hierba idiota nunca muere.

—¿Qué el dicho no es "hierba mala nunca muere? —murmuré.

—Sí, pero en este caso se cambia porque Corey no es malo, es idiota, y por idiota fue que le pasó eso.

—¡Mich! —exclamaron mis amigos.

Me eché a reír, lo que sorprendió no solo a ellos sino a mí también. ¿Cómo poderme reír de una situación como esta? No lo sé, pero la risa que me brotaba de la garganta era genuina, como si me hubiesen contado un buen chiste del toc toc (no como los de Froy).

A Nuestro Estilo [Corey Fogelmanis y Tú] {AEDDC#3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora