Epílogo.

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Estoy en ese instante de mi vida en el que retrocedo en el tiempo y miro, como una espectadora, todo lo que me ha llevado a estar en donde estoy; los errores cometidos, las locuras que hice, todos esos momentos de risas, tristeza, enojo y alegría que viví. La gente que conocí, la que perdí, aquellas que revolucionaron mi vida, que me hicieron aprender de mí y de los demás, con quienes compartí mis penas y secretos, personas que verdaderamente detesto, y otras personas por las que daría la vida con los ojos cerrados. ¿Y en tan poco tiempo? Era una historia muy loca de contar y de creer... pero era real.

Comencé esta historia siendo una simple chica latina que llegó a este país en busca de una mejor vida con sus primos. No hablábamos Inglés, estábamos sólo nosotros, y teníamos unos pocos meses para conseguir un trabajo. Nuestras madres nos habían lanzado al vacío, prácticamente, ¿y qué era lo que se nos había ocurrido hacer? ¿Salir a buscar trabajo de inmediato? ¿Dejar currículums por todos lados? No, nada de eso.

Nosotros decidimos ir a Disneyland.

¿Fue una idea loca e inmadura? Sí. ¿Fue una mala idea? No... Para nada.

¿Dejar convencerme de mis primos de subirme a unos patines que no sabía manejar también fue una mala idea? Probablemente, y tal vez algo suicida. ¿Pero me arrepiento? No, en absoluto.

Son ese tipo de decisiones que tomas sin pensar, más si tienes mente de niño como la teníamos nosotros en ese entonces. Pensábamos ¿qué podía salir mal? Sin saber o ignorar el hecho de que muchas cosas pudieron haber salido mal.

Pero no fue así... al menos si ignoramos que Corey Fogelmanis, alias Honguitochico, se llevó en ese entonces el golpe de su vida.

¿Mala decisión? No. De hecho, fue la mejor idea que pudo ocurrírsenos porque, gracias a ese pequeño accidente, estoy donde estoy.

¿Y dónde estoy? En los zapatos de una chica cuyo "sueño americano" se cumplió con creces. Una chica que jugó bastante bien las cartas de su destino y que en menos de dos años había conseguido amigos para toda la vida, personas que se convirtieron en sus hermanos, consiguió una nueva familia inesperada pero completa, descubrió esa vocación que la llena y le hace feliz... y se encontró con el amor de su vida, su alma gemela.

Suena que terminó en final feliz, ¿cierto?

Pero no. Quiero decir, ese capítulo si tuvo un final feliz. Pero ahora estaba por comenzar uno nuevo, uno inesperado e incontrolable, donde nunca podría intuir el final. ¿Terminará bien? ¿Terminará mal? ¿Quién sabe? Muy fácilmente la tierra podría ser consumida por el sol ahora mismo, y ese sería el final del capítulo y de la historia. Pero eso no lo podría predecir nadie (quizás solo la NASA). Lo único que se sabe es que todos tomamos una decisión y estamos seguros de ella.

—Te voy a extrañar, Sarcastichica —dijo Corey, abrazándome una vez más. Lo había hecho como unas doscientas veces en lo que llevamos aquí en el aeropuerto, pero yo no me quejaba.

Ojalá pudiera abrazarme para siempre en vez de irse a Londres.

—Bueno, ¿y los demás estamos aquí pintados, cierto? —chistó Antonella, hablando tras nosotros—. Hombre, yo no quiero que me abraces, porque me repugnas, pero al menos un "hasta luego, chicos, los quiero" estaría bien.

Ambos reímos, poniendo los ojos en blanco a la par. Corey me soltó a su pesar y fue a despedirse de mis amigos; abrazó a Sabrina y a Rowan, se despidió "como los machos" con Peyton, Amir y Diego. Iba a ser lo mismo con Froy, pero este lo tomó desprevenido y le abrazó con fuerza.

—Todos te vamos a echar de menos, duende de santa —Ganso hizo que Honguitochico se echara a reír.

—¿Cuándo vas a olvidarlo, Gutiérrez?

A Nuestro Estilo [Corey Fogelmanis y Tú] {AEDDC#3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora