Capítulo 28 [Maratón: La Liga de la Impredeciblidad].

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Maratón 1/4:

Estaba teniendo problemas con mi vestido.

No es porque estoy gorda ni mucho menos. No soy Bradley (jamás me cansaré de hacerle bullying). Es solo que al estúpido cierre del vestido se le antojó dañarse hoy, justamente el día de la premier de The Rivens.

Simplemente genial.

—¡Mamá! —chillé—. ¡Mamá, te necesito!

A los segundos entró a mi habitación.

—¿Por qué gritas, cielo?

—¡Mi vestido! No quiere subir ¡Se está portando mal! Ayúdame —la miré suplicante.

—Pensé que jamás me pedirías eso.

Se acercó y estuvo como dos segundos haciendo una cosa con el cierre que no logré ver pues me gritó que me quedara quieta. Al finalizar, lo deslizó suavemente para cerrar el vestido.

—Yasta. —dijo.

Corrí para mirarme en el espejo.

El vestido era gris, sin escote, corto y ceñido al cuerpo. Era bastante informal, la verdad. El cierre estaba perfectamente subido por completo. Me puse un collar dorado con mis iniciales y me giré hacia mi madre.

—¿Qué clase de brujería haces, mujer? ¡Estuve media hora batallando con él!

—Una madre nunca revela sus secretos, querida —y me guiñó el ojo, caminando hacia la puerta—. Otra cosa: Corey ya está en la sala.

—Que bien, que se quede ahí.

—Recuerda que Diego también está...

—Mierda, ya voy —y poniéndome los tenis, salí corriendo tras ella.

Era una mala idea dejar a Diego y a Corey solos en una habitación si no me quería quedar sin novio. Desde el día en que mi hermano vio a Corey por primera vez, lo odió. Bueno, no lo odió de odiar, pero si le cayó mal, cosa que no entiendo porque Honguitochico no cae mal. Pero me dije que eran celos de hermanos mayores, y que era inevitable, más todavía cuando Diego tiene en la mente ser un hermano de paquete completo para mí.

Los encontramos sentados uno en cada esquina del sofá, con Froy entre los dos. Andaban ya vestidos: Diego iba con una camisa a cuadros negra y roja abotonada solo en el cuello y tenía una franela color blanco que sobresalía por abajo, completando su atuendo con jeans y nikes negros, traía también un reloj dorado en su muñeca. Froy llevaba puesto un suéter con capucha color crema que tenía escrito en el pecho «Happy » en letras blancas. Sus jeans eran color mostaza y llevaba vans del tono de las letras. Por último, Corey vestía de jeans azules y converse negras. En la parte superior se había puesto un suéter gris claro de tela más ligera que el de Froy y encima tenía una chaqueta de preparatoria con los colores vino tinto para el pecho y negro para las mangas y el cuello.

Un resumen resumido: los tres estaban para darles.

—¡Pato! —Exclamó Froy al verme—. Estas espatocular.

—Tú también, Ganso —le sonreí y miré a mi hermano y novio—. Y... ¿ya estamos todos listos?

—Sí, hermanita/Sarcastichica —respondieron al unísono.

Acto seguido, Diego le mandó una mirada fulminante a Corey, que estaba entre confundido y divertido. El segundo decidió ignorar a mi hermano y se levantó para abrazarme. Diego estaba a punto de hacer algo contra él, pero mamá lo observó con desaprobación y él volvió al sofá bufando como niño pequeño.

A Nuestro Estilo [Corey Fogelmanis y Tú] {AEDDC#3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora