—Te maldigo por no dejarme leer el libro una vez más.
Corey suspiró con fastidio.
—¿Hay necesidad? Si ya te sabes el libro de cabo a rabo. No me sorprendería si te escuchara grabando un audiolibro sin siquiera ver las páginas.
—Ay, no seas exagerado, Honguitochico. Además ¿sabes lo que dicen por ahí?
—¿Que soy toda una guapura? —sonrió y yo me contuve en voltear los ojos.
—Aparte de eso —hablé sarcásticamente—. Lo que dicen es que los entrevistadores son muy exigentes. ¿No viste cómo salió la chica rubia? ¡Una gelatina en pleno terremoto tiembla menos!
Esta vez le tocó a él rodar los suyos. —Tú no tienes que preocuparte por eso, porque tú sabes controlar perfectamente los nervios.
Me permití una mueca irónica. Ja, si tan solo supiera que por dentro estoy peor que una gallina drogada, que mi estómago se siente revuelto y que estoy a punto de vomitarle encima como lo hizo mi madre (agh, asco) solo de pensar que me faltan dos puestos para entrar.
Porque sí, estaba en el lugar donde se llevarían las audiciones para El Ladrón de Cunas y mi querido novio había decidido que sería buena idea acompañarme. Lo fue, la verdad, porque estoy segura de que si él no estuviese aquí distrayendome con sus idioteces estaría sumida completamente por los nervios.
Porque desde que Mich me dijo que la película iba en serio la rayita tonta, tímida y dudosa de si misma pareció querer tomar el control de mi cuerpo. La cuestión era si yo iba a permitirselo. No lo sé, Warner Bros me intimidaba demasiado para mi gusto, así sonase estúpido. Al principio pensé que sería otra peliculita más, que fuese de Netflix no me hubiese molestado en absoluto.
Pero no, El Ladrón de Cunas será una película exitosa como el libro lo fue, y era obvio que los entrevistadores se pusieran difíciles con las audiciones: para una película fantástica se necesita un elenco fantástico.
Y he aquí el problema: ¿yo soy fantástica? Digo, claro que lo soy. No tengo dudas de eso pero, ¿soy lo suficiente? Este maldito lugar está lleno de chicas, muchas super reconocidas por el medio artístico como Baylee Madison y esta peladita, la que hizo de Rue en Los Juegos del Hambre. Ellas han tenido excelentes papeles a lo largo de su carrera y yo, ¿qué tengo? Una serie de televisión cancelada y una película divertida pero infantil. Y ambas de Disney (lo cual no es malo, pero como que tampoco lo toman mucho en serio).
—Ya te estás haciendo ideas —adivinó Corey con su vista azulada fija en mí—. Ya deja de hacerte ideas, menos cuando te hacen dudar de ti.
El puchero que no sabía que estaba haciendo se hizo más pronunciado y dejé escapar pesadamente el aire que no sabía que estaba conteniendo.
—Es que, no lo sé, no creo que esté a la altura de...
—Sarcastichica —levantó la mano, haciéndome callar—. ¿De verdad tendremos esta charla otra vez? ¿Qué no has entendido que eres jodidamente fabulosa y que te van a amar?
No pude evitar una sonrisa. Demonios, con esa mirada y ese tono tan dulce pero firme con el que me habla, lo que me provoca es comérmelo a besos.
—En mi opinión, tienes el potencial para interpretar el papel. Y esto te va a llevar a lo alto, ya verás.
Otra vez esa sonrisa, aquella que no le llega por completo a los ojos.
—Algo te incomoda a ti también, ¿verdad? —pregunté.
Y lo tomé desprevenido, porque parpadeó y se rascó la nuca, con rubor apareciendo en sus mejillas. Estaba avergonzado.
—Me parece mala idea decírtelo cuando estás a punto de entrar, Sarcastichica.
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A Nuestro Estilo [Corey Fogelmanis y Tú] {AEDDC#3}
FanfictionTRILOGÍA 'ESTILO' #3 | Sarcastichica llevó su relación a su estilo desde que ésta empezó. _____ y Corey son unos novios nada normales que se arrechan hasta la muerte. No obstante, la vida les juega una jugada algo cliché con la llegada de las prim...