Capítulo 46.

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A eso del medio día lograron convencerme de que dejara el hospital. Shannon y Dain se quedaron y Mich se ofreció nuevamente a traernos junto con Baylee, que no se quería quedar sola en la fría sala de espera. Corey continuaba estable pero la anestesia todavía no había perdido el efecto, por lo que seguía durmiendo cuando nos fuimos.

El auto aparcó frente a la casa de los Gutiérrez y los muchachos se bajaron. Yo, que por sugerencia de Mich me había sentado en el puesto de adelante, también iba a hacerlo, pero me detuvo.

—Adelántense —le dijo a los demás—. Tengo que hablar con ella.
Encogieron los hombros y se fueron. Miré a Mich.

—¿Queeeee pasa? —pregunté algo dudosa. La sonrisa de Mich me perturbaba—. No vas a violarme, ¿o sí? Porque muerdo fuerte.

—¿Estás loca? —Frunció el ceño—. ¡Podrías ser fácilmente mi nieta!

—Oye, que se han visto casos. ¿Qué no ves Investigation Discovery?

Mich se echó a reír.

—Estás mal. Todo tu ser está mal. Y no, por Dios que no voy a violarte. Sólo quiero conversar y darte mi regalo de cumpleaños.

—Eso no me tranquiliza para nada —negué con la cabeza.

Mi ex-productor rodó los ojos y rebuscó en el cofre interior de su auto hasta sacar lo que me pareció una caja rectangular envuelta en papel de regalo de Barbie. Lo observé.

—No me mires así, fue el primero que vi en la papelería —se excusó, sonriendo—. Ábrelo.

—¿Qué es?

—Por algo te digo que lo abras, niña. ¡Ábrelo!

—¡Okay, pero no me grites que me duele!

—Dios mío —él no podía con su risa.

Riendo también, lo abrí.

Curiosamente no era una caja, sino un libro, y me emocioné. Últimamente había dejado mis raíces de lectora compulsiva, pero ahora que no tenía nada que hacer mi instinto había vuelto a encenderse. Lo malo era que no tenía nada nuevo qué leer, y aunque jamás me cansaría de revivir las experiencias en Harry Potter, ya me estaba picando el ojo por buscar algo más.

Observé la portada. Era de color azul, con un marco florar en blanco, la silueta en negro de una ciudad (probablemente Nueva York) y el título en caligrafía que rezaba «The Thief of Cradles», o «El ladrón de Cunas», en español. Abajo estaba el nombre de la autora: Andrea Phillips.

Miré a Mich.

—De verdad estoy considerando el hecho de que quieras violarme...

Él bufó.

—¿Podrías dejar esas ideas morbosas y leer la sinopsis de atrás, por favor?

—¿Ves? Así se piden las cosas; sin gritos. Y claro, Mich, con gusto leeré la sinopsis.

Le di vuelta al libro.

—«Para la tímida e insegura Amanda Climont, mudarse del campo a una gran ciudad como Nueva York es el inicio de otra triste etapa de su vida. Sola, sin ningún conocido y con una madre cuyo nivel de sobreprotección supera límites extremos, se ve puesta en una situación crítica física y emocionalmente. Su único medio de escape es asistir a las clases de literatura de su nuevo colegio donde su profesor, un joven adulto llamado Félix Dobson, se interesa en su talento para escribir. Es ahí cuando inicia, sin que ninguno de los dos lo desee, un interés que va más allá de lo académico, y una historia de hermoso y peligroso romance donde todos están en contra suya y de un amor donde la diferencia de edades es su mayor enemigo.»

A Nuestro Estilo [Corey Fogelmanis y Tú] {AEDDC#3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora