Capítulo 10: Kookie

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Lo sentimos, el teléfono al que llama está ocupado o fuera de servicio, por favor, si así lo desea dejé un mensaje antes de oír la señal...

Jungkook tiró el móvil encima de su cama. La sangre le hervía a más no poder. Se agarró del cabello tratando de calmarse. Se sentía frustrado, enfadado, preocupado, triste... Se despeinó para distraerse... ya era la duodécima llamada no contestada. Estaba por ir a su casa y presentarse. ¿Y si le había pasado algo? No se fiaba ni un pelo de aquel chico. Se arrepintió de haberlo llevado hasta casa de Asia. Se arrepintió incluso al haberlo cogido, pero por alguna razón, no cambió de parecer aunque pensara lo contrario a lo que hacía.

Volvió a mirar su móvil mientras se sentaba en la cama, moviendo su pie de forma nerviosa. ¿La volvía a llamar? La noche anterior ya quería quedarse con ella, pero cuando esta se negó, le prometió que la llamaría por la mañana... y ya iban doce llamadas. DOCE.

- Jungkook salimos- gritó su madre desde el piso inferior. Seguidamente la puerta de su cuarto se abrió, dejando ver a su padre.

- ¿Qué estás haciendo?- le preguntó este- Supongo que ya habrás hecho los deberes.

- Sí padre- le contestó el chico con delicadeza y respeto, apagando el móvil y dejándolo a su lado-. Los acabé ayer por la noche.

- ¿Cuál es tu media de momento?- le preguntó serio

- Aún no está clara, me faltan exámenes... - susurró, deseando que se fuera ya. Su padre le volvió a pedir la nota de forma exigente. Cada semana se la pedía-. Un 8'7- dijo cabizbajo, mirando el suelo por miedo de mirar a su progenitor.

- ¿Y crees que es una buena media como para estar tranquilo en la cama con el móvil?- preguntó, recibiendo una negación de parte del hijo-. Bien. Entonces supongo que ya sabes que debes hacer.

Jungkook asintió, dejando el móvil en la cama para levantarse y moverse hacia su escritorio, donde tenía de forma ordenada todos los trabajos.

Su padre, al verlo, negó levemente. Eso era lo que debía hacer: preocuparse por su futuro. Y no estar enganchado al móvil como todos los adolescentes, que parecen perros atados a una correa.

- Nosotros salimos. Vamos al estanque a ver el espectáculo que van a dar de jazz- el chico preguntó si volverían para comer-. En principio estaremos fuera hasta tarde. Tu madre ya ha preparado un picnic. Tienes comida en la nevera. Estudia y nada de móviles.

- Sí padre. Pasadlo bien- dijo haciendo una leve reverencia a su mayor, despidiéndose.

Aunque sólo necesitó unos minutos hasta que se fueron. Sentado en el escritorio, miraba su móvil atentamente. ¿Llamaba? ¿O no?

Tenía una lucha interna, pero al final se decantó. No podría centrarse ni estudiar sin estar seguro de que estaba bien.

Marcó su número de nuevo...

Lo sentimos, el teléfono al que llama está ocupado o fuera de servicio, por favor, si así lo desea dejé un mensaje antes de oír la señal...

Soltó un gruñido de frustración. ¿Qué hacía con el móvil apagado?

- La última- dijo marcando de nuevo él número-. Más le vale contestar...

Esperó a que sonara. Primer timbre, segundo timbre, tercero, cuarto...

- ¿Sí?- dijo una voz femenina detrás de la línea

- ¡Ya era hora!- dijo un Jungkook extasiado- ¿Cuándo pensabas responder?

- Lo siento, mi móvil se quedó sin batería ayer y no me acordé de cargarlo.

OtokéWhere stories live. Discover now