Capítulo 11: Yeot mo gora

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Jungkook cerró la puerta del coche fuertemente asustando así a Jin, que estaba absorto en sus pensamientos. El mayor se giró con brusquedad hacia el chico, y le inquirió un: ¿Qué te pasa ahora? con un alzar de cejas. Jungkook lo miró con indiferencia y luego devolvió la mirada a la gente que pasaba por la acera.

Jin miró al otro asiento trasero y se extrañó de no ver a Tae. Era martes, y hoy debía darle clases de matemáticas.

- Oye, ¿Y Tae?

- Está enfermo- contestó Jungkook con la mirada aún fija al exterior.

- ¿Qué tiene?- Taehyung nunca enfermaba. Debía de hacer años desde que tuvo que quedarse en casa.

- Creo que una gripe.

Jungkook no quería contarle nada de lo que le había pasado con su amigo. Si le explicaba algo, Jin se preocuparia, y metería su nariz en el asunto hasta que consiguiera arreglarlo todo. Y ahora lo que Tae necesitaba era pensar, no a un Jin preocupado que lo persiguiera por todos lados.

Jin arrancó el motor del coche. Sabía que algo le ocurría a Tae con Jungkook, si no su primo no se estaría comportando de esa manera tan y tan distante, demasiado distante incluso para Jungkook. Jin se sentía el hermano mayor de esos chicos, y no permitía que nada les pasara. Su primo era muy solitario y no solía compartir sus problemas con nadie, ni con Jin. En cambio, Tae era un chico abierto, que aunque quisiera ocultar sus problemas no lo conseguía. Y esa era una de las veces donde Tae no había logrado esconderle a Jin sus preocupaciones.

- Entonces te ayudaré a ti con las mates- dijo Jin con una sonrisa entre sus labios. Si no podía sacar la información de Tae, la sacaría de su amigo.

- No, a mí no me hace falta- Jungkook miró, al fin, a Jin cuando se le ocurrió la idea perfecta para que dejara de intentar meterse en sus asuntos- ¿Sabes qué? Seguro que a Asia le iría bien otra clase contigo- tenía que convencerlo-. La semana pasada lo agradeció mucho y habló muy bien de ti.

A Jin se le puso una sonrisa bobalicona en el rostro, y tan rápido como se dió cuenta la borró. Se riñó mentalmente. Asia, su alumna, solo quería aprender coreano. Pues claro.

Jungkook pensó que aprovecharía el ver a Asia para arreglar las cosas con ella. La última vez que hablaron su conversación acabó bruscamente. Al día siguiente y este mismo día había querido hablar con ella, para preguntar qué le pasaba y por qué estaba tan distante con él. Pero Asia tenía planes distintos. Estuvo todo el día con Hye y sus amigas, hablando y haciéndose notar por toda la academia. Ahora que andaba con esas chicas, Asia tendría una cola de pretendientes más larga. Jungkook suspiró, pensando en el chico misterioso de la otra noche. Asia no podía acabar con cualquiera.

- ¿La llamas?

- ¿Eh?- Jungkook salió de su ensimismamiento- Llámala tú, no tengo batería.

- Ah, sí, claro...

Jin, nervioso, sacó su móvil del bolsillo cuando pararon en un semáforo. No se le daba bien hablar por teléfono. Normalmente soltaba gilipolleces, y luego se arrepentía de haber dicho tales cosas. No quería que le pasara eso con Asia. La chica tardó en responder, por lo que los coches ya se habían puesto en marcha cuando la voz de la chica sonó directa en el teléfono de Jin, apresado entre su hombro y su oreja derechos.

- Anyoung haseyo- dijo Asia al otro lado del teléfono en un coreano macarrónico. Jin sonrió automáticamente al oír su voz

- Yeoboseyo... Asia... ¿Hoy vienes a mi casa?- preguntó con su simple inglés. Asia se quedó en silencio- ...A las clases de coreano.

OtokéWhere stories live. Discover now