Capítulo 22: Préstamo

6 4 0
                                    

Asia miraba a Yong Song atónita.

— ¿Y tú cómo lo sabes?— preguntó en un tono demasiado acusatorio. Yong miró al suelo arrepentida.

Llevaban caminando sin rumbo alrededor de una hora. Era el tiempo que a Asia le había llevado para sonsacar la información de su nueva amiga. La chica llevaba unos días viendo a Yong callada, más de lo normal, y muy distante con las demás chicas del grupo. La había forzado a salir a pasear como mínimo, a ver si podía averiguar lo que le pasaba. Y cuando lo hizo, no podía estar más sorprendida.

— No, no te pongas así, no te quiero acusar de nada. Sólo me sorprende que te enteres tú antes que yo— aclaró Asia.

— No me lo ha dicho él, lo descubrí. Pensaba que tú lo sabías y no me habías contado nada, por eso me comportaba tan distante contigo y con Hye.

— ¡Que va! Osea, ahora que lo dices, sí que me siento tonta por no haberlo deducido antes— Asia miró a Yong intrigada—. ¿Cómo lo descubriste?

— Pues no sé si debo contarlo Asia. Es muy personal— murmuró Yong recordando la escena que vio en la fiesta de Park Jimin.

Ese día, su corazón se rompió en pedazos. Sabía que tenía que pasar, pero no de ese modo. De imprevisto y medio borracha.

Asia asintió, sin acabar de comprender realmente la decisión de no contarle lo que había visto. ¡Ella quería saberlo! Tae le había estado ocultando lo que sentía desde que se conocieron. Eso podía comprenderlo. Pero ahora que lo sabía, tenía que saber más. Sí, era un poco cotilla.

— ¿Pero aún te sientes mal por eso?

— Bueno, a veces cuando lo veo. Pero sé que no es culpa de nadie. De hecho yo no tengo derecho alguno de quejarme, sólo somos amigos— dijo Yong con media sonrisa.

— Yong, eres muy sensata— resopló la chica, con un poco de envidia. A saber qué hubiera hecho ella en su lugar.

Tae era gay. Debía ser la única del grupo que no lo sabía. ¡Hasta Yong lo había descubierto! Se habría perdido algo, pues no podía explicar que esa chica, ahora con el corazón roto, supiera lo que le iba a Tae sin que él mismo se lo hubiera contado. Le entristecía pensar que Tae no confiaba lo suficiente en ella para contarle lo que realmente importaba y, en lugar de eso, hablar de bobadas todo el día.

Mientras Asia se perdía en sus pensamientos, Yong miraba las pequeñas tiendas que tocaban a la calle. Eran las siete, y la luz del mediodía se había transformado en un cielo precioso de ocaso. Los faros de la calle ya se habían encendido, y las luces de los escaparates también. A lo lejos, Yong vio el destello de luces de neón de muchos colores. Mientras se acercaban, se fijó en que los señales de neón tenían forma de guitarra de rock y de notas musicales.

— ¡Asia! ¡Una tienda de música!— dijo ilusionada después de tirar del brazo de la chica en esa. Extrañada, miró hacia donde se dirigían.

"Mierda" pensó Asia intentando detener a su amiga.

— No, no. Allí no.

— ¿Qué?— la miró frunciendo él ceño—. ¿Por?

— Porque no me apetece— murmuró como una niña pequeña, pensando en quien se encontraría en el interior.

— Asiaaa— suplicó Yong—. Venden vinilos. Nunca he visto uno.

— ¿¡Nunca!?— exclamó boquiabierta, replanteándose la situación de si entrar en la tienda o no. Yong negó con la cabeza cruzando los dedos para que su amiga recapacitara. Asia resopló mientras emprendían la marcha de nuevo. Quisiera o no, su amiga debía entrar en esa tienda y aprender.

OtokéWhere stories live. Discover now