Capítulo 10 parte 2: La colada

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Tae estaba sentado sobre su cama, cabizbajo. Pensaba en cómo se quedaría solo de aquí a unos días. Asia y Hye ya habían conocido a unas chicas con las que estaba seguro que pasarían el resto del año. Sólo hacía falta ver el cambio de comportamiento de Hye. Pasó de estar igual de loco que él y de comportarse como ella era a ocultar su manera de ser a esas chicas. A Hye no le gustaba llevar él pelo recogido y aún así, ayer había llegado a la academia con una coleta bien alta y meticulosamente hecha. Quizás esas chicas le habían dicho que se veía mejor con ella.

Asia seguiría a Hye, de eso estaba seguro. Y no la culpaba, era completamente comprensible. Pudiendo ir con unas chicas como esas, ¿para que hablar con Tae? Asia le había caído bien desde el principio. Era justo lo que Hye, Jungkook y él necesitaban: una chica con cabeza pero que encajara con ellos y sus locas formas de ser. Y ahora todo se iría al garete. Y Taehyung sabía que, en parte, era su culpa. Tenía la culpa de idealizar a los demás, de creer que él tiempo no pasa y que las cosas no cambian. Pero lo hacía, y él, al fin, era partícipe de ello.

Alguien llamó a la puerta de su habitación. Tae, intentando poner su mejor cara posible, abrió la puerta, encontrándose con su madre sosteniendo sobre su brazo un montón de ropa bien plegada.

Su madre era la única que realmente tenía la capacidad de subirle el estado de ánimo en cualquier momento. Saber que la gran sonrisa de su madre provenía de que, después de muchos años de estar separada, había encontrado a un hombre que la hacía feliz era suficiente para que Tae pensara que las cosas se solucionan, tal y como dijo Jimin. ¡Y ahora estaba esperando un bebé! El chico no podía esperar más tiempo, necesitaba tener al niño entre brazos ya. Y poder cantarle canciones, enseñarle a pintar... Tener un hermano sería lo mejor que le habría pasado en la vida.

— Cariño, toma tu ropa— dijo cargando los dos brazos del chico con las piezas.

— Gracias mamá— Tae le dió un beso en la mejilla—. Te quiero mucho.

— Lo sé Tae, lo sé— acarició la cara del chico con una sonrisa de ternura en su rostro— ¿Hoy quieres ver una peli?

— Vale. Luego bajo— contestó antes de cerrar la puerta y dejar la ropa encima de su cama.

Tae sacó unas cajas de plástico achatadas y largas de debajo de la cama. Allí era donde guardaba la ropa, ya que en su habitación no había sitio para un armario. Sacó las tapas azules de ambas cajas y colocó sus camisetas recién planchadas allí. Se disponía a hacer lo mismo con los pantalones cuando lo vio. El pantalón azul marino deportivo de Jungkook colmaba el montón. Tae instintivamente sonrió al recordar a su amigo. No podía seguir enfadado con él durante toda su vida y además Jungkook no tenía la culpa de nada. Él hacía con su vida lo que quería, y si no le había contado a Tae lo de esa chica debería de haber una razón lógica.

Taehyung se alzó y desplegó el pantalón. Si bien él y su amigo tenían la misma altura, sus cuerpos eran muy diferentes. Cuando Tae se puso él pantalón hará un par de semanas, este le quedaba holgado y se le caía. A Jungkook en cambio le quedaba de maravilla. La tela del pantalón se ajustaba a sus muslos, mostrando así el cuerpo griego de su amigo, aunque dejándole el espacio suficiente para no hacerlo parecer fanfarrón.

Debía ir a casa de Jungkook y entregarle los pantalones. Con eso, Tae podría intentar hacer las paces con él, y disculparse del comportamiento infantil que tuvo el otro día. Aunque Tae sabía que lo más probable era que Jungkook estuviese estudiando, decidió llamarlo igualmente por si había salido con su família o con amigos. Jungkook no contestó. El chico meditó unos instantes sobre qué hacer. Necesitaba hablar con Jungkook lo antes posible, aclarar las cosas. Necesitaba a sus amigos.

Tae puso los pantalones en una mochilla. También introdujo unas galletas de canela que tenía por casa. Sabía que en casa de Jungkook no se comían "porquerías" como lo llamaban sus padres, pero estaba seguro de que, si su amigo había estado estudiando toda la mañana, las necesitaría.

OtokéWhere stories live. Discover now