Me desperté entre sollozos, mi cara estaba bañada en lágrimas y sentí un fuerte brazo rodearme, pude sentir el aroma del perfume de Rubén a mis espaldas. Se había quedado toda la noche conmigo. Me levante sin despertarlo y volví a taparlo, ya estaba haciendo mucho frio, mis manos temblaban al igual que mis rodillas a cada paso que daba mientras sentía el frio metálico de las escaleras en mis pies desnudos. Al llegar al baño me observe en el espejo y pude ver mi cabello revuelto y mis ojos vacíos e hinchados por las lágrimas.
Nuevas lágrimas escurrieron por mis ojos mientras nuevos recuerdos golpeaban mi cabeza, en verdad creía que me amabas ¡Qué estúpido!
Como no verlo si estaba enfrente de mí, jamás me quisiste, jamás sentiste algo por mí. Nunca te importe realmente, mi corazón comenzó a latir muy despacio mientras me seguía viendo al espejo, era yo, pero, había algo totalmente distinto en mí. Mis ojos se veían rojos, vacíos.
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No entendí muy bien tu mensaje, decías que querías verme en tu casa la cual me has llevado tan poco desde los cuatro meses que estamos juntos. Al llegar tu hermano me abrió la puerta, me miro entre divertido y burlón, un escalofrió recorrió mi espalda y me dejo pasar sin hacer preguntas.
Subí las escales y fui recorriendo el pasillo despacio. Comencé a escuchar un murmullo que se hacía más potente a medida que me acercaba a la última puerta del pasillo, los murmullos comenzaron a aumentar y sentí varios gemidos, al abrir la puerta observe todo en penumbras, la luz la del pasillo ilumino su rostro, me miraste con lástima y burla y seguiste penetrándolo sin despegar su vista de mí.
Hasta el momento no había reparado en él, cuando deshice nuestro contacto visual lo vi, su cabello, sus ojos abiertos como platos y sus manos intentando cubrirse con las sábanos que caían de la cama... Eras tú, el amor de mi vida y... ¿Mi mejor amigo?
Mi corazón dejo de latir y mis pies corrieron lo más rápido que pude mientras oía una voz en mi cabeza gritarme "Estúpido" Álvaro me observo bajar corriendo pero regreso inmediatamente la vista a su computadora, salí por la puerta principal corriendo desesperado mientras sentía mis mejillas arder y humedecerse, mi corazón ya no latía, ya no sentía, ya no escuchaba y la imagen de mi mejor amigo y mi novio regreso a mi cabeza como un eterno flash back, hasta que sentí que era jalado del brazo, di media vuelta para ver sus ojos humedecidos y lo golpee con todas mis fuerzas.
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Me desperté de golpe y observe por la ventana, ya estaba amanecido, tome un buzo de abrigo y fui al living, luego fui al dormitorio, me acosté al lado de Rubén y sentí sus brazos envolverme, el calor que emanaba su cuerpo no era nada comparado con el frio que sentía mi alma, pero su aliento en mi rostro, su perfume llenando mis pulmones y su acompasada respiración lograron calmarme y me quede dormido nuevamente.
Me desperté de golpe y observe por la ventana, ya había amanecido, tome un buzo de abrigo y baje al living. Mi madre ya había llegado y se estaba preparando el desayuno, por suerte estaba de espaldas y no me vio pasar, no quería que me viera así.
Me metí en el baño y me di una ducha de agua caliente, sentí el líquido caer por mi cabeza, mi espalda y llegar tibio a los pies. Salí del baño con el pijama y por arriba el buzo deportivo que me quedaba bastante grande.
-Hola, madre- Lo salude mientras me sentaba.
-Hola corazón ¿Cómo te fue ayer?-Pregunto al pasarme una taza de café.
-Muy bien- Mencione en tono bajo.
Me apresure a tomar el café para evitar su mirada, mis ojos aún continuaban hinchados pero ya no se veían llorosos o rojos.