Mascaras

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Mascaras.

Me desperté por la luz del sol que se filtraba por las cortinas entre abiertas de la ventana, observe a mí alrededor y note que no estaba en mi habitación. Luego de salir de mi ensoñación post despertar note mi cuerpo desnudo cubierto por una sábana blanca, observe a mi lado y Rubén estaba en las mismas condiciones que yo.

Me levante sin hacer ruido y me vestí a toda prisa, no tenía ganas de que Jean o el padrino me encontraran allí, eran las ocho dela mañana y supuse que el padrino estaría trabajando ya que entraba temprano y Jean durmiendo, aprovechando las vacaciones.

Mi tarea de pasar desapercibido se vio truncada cuando:

-¿Otra vez revolcándote con mi hermano?-

-No te metas en lo que no te importa- Comenté mientras me volteaba para llegar a la puerta.

-No es que me importe con quien te acuestes, pero ten cuidado. No vayas a perder al único amigo que te queda por una calentura – Me volteé a mirarlo, tenía el cabello revuelto, una camisa negra y unos jeans, volvía de farra.

-No me jodas, Pantalón-Lo escuche bufar mientras salía del departamento y me dirigía al ascensor.

Una vez que llegue lo primero que hice fue buscar mi paquete de cigarros y salir por la ventana de mi cuarto, me senté en el pequeño balcón y comencé a fumar. Había adquirido al habito y últimamente era lo único que me calmaba.

Con cada calada mis manos temblaban más, hoy era sábado, hoy era el cotillón, hoy volvería a verlo, hoy iniciaba mi venganza.

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.

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-¿Estas bien?-

Estaba entrando al salón donde se realizaría el cotillón, un club privado inmensamente grande y lujoso, cuando vi estaba sentado a los pies de la escalera de entrada un chico, se veía como de mi edad, tenía el cabello corto y su rostro lo tenía metido entre sus rodillas.

-Sí- Susurro aun sin mirarme y note por su voz que estaba mintiendo, saque un cigarro y lo encendí.

-La gente que está bien no llora-Le dije lo obvio pero por muy extraño que parezca después de más de dos semanas mi voz sonó suave y dulce.

-Tienes razón- Menciono mientras se secaba las lágrimas con la manga de su buzo y me miraba, en ese momento lo note, él, tenía las mismas facciones que sólo he visto en los Lucero.

-¿Lucero?-Le pregunté dejando de lado el cigarro y mirándolo directo a los ojos-

-¿Perdón?-Murmuró.

-Lucero es tu apellido ¿No?-Aclare mientras me sentaba su lado y volvía a darle una calada a mi cigarro. Le ofrecí uno pero negó con la cabeza.

-Sí ¿Cómo sabes?-

Ya se estaba calmando.

-Fácil, tus facciones, sólo las he visto en esa familia- Me miro por unos segundos y luego volvió su vista al frente-¿ Por qué llorabas?-Le dije mientras me terminaba el cigarro.

-Hoy es el cotillón y... no sé, no quiero hacer el ridículo. Hacía años que no venía a España y encontrar todo tan cambiado... Mi primo casi ni me habla y mi hermano me mira como si él fuera superior-

Oh sí, yo conocía a esa familia, pero cuando Enrique me hablo de Mangel, lo imagine completamente diferente.

-Lo sé, Benjamín es una pesadilla y Luzu definitivamente es un idiota- Él me miro sorprendido.

Cosas de la vida - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora