Capítulo 18. TODO LO QUE PUEDE SALIR MAL, SALDRÁ MAL.

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Al día siguiente me desperté con los ojos hinchados de tanto llorar, me bañé, me arreglé y me fui a la universidad. Lo único positivo es que pensaba mantenerme bastante ocupada para no caer en depresión una vez más, esta no sería la última despedida de Rámses.

Ayer, cuando regresamos del aeropuerto me atragante de helado junto con Gabriel, él quería decir que era solidario conmigo, pero la verdad es que Gabriel también extrañaría a Rámses y también necesitaba el exceso de azúcar.

Saludé en la universidad a mis dos amigas y aprovecharon de ponerme al día de las vacaciones con sus familias.

—Señorita Maggio, ya veo que no puede luchar usted sola sus batallas, sino que debe enviar a sus lacayos por usted.

El profesor Hemlinch se acercó hasta mí haciéndome retroceder, su semblante era de coraje y sostenía una hoja en la mano, que alzó al aire cuando comenzó a hablar.

—¿No aguanta mi presión? ¿Cree que la acoso?. Cuando esté en el mundo real y fuera de la protección de sus benefactores, ya veremos si puede amonestarlos por decirle la verdad en la cara.

Me quedé boqueando una respuesta, no tenía ni idea de lo que me estaba hablando, me tendió con violencia el papel, lo tomé y se marchó.

Las chicas que habían permanecido a mi lado se asomaron por encima de mi hombro para leer el papel que me entregó el furibundo profesor.

—Ay no... chicas, me tengo que ir.

Salí corriendo por el campus y marqué el número de Mike.

—¿Lo denunciaste por acaso? ¡Mike!.

—¿Te dijo algo el viejo ese?.

—Ese no es el punto.

—Claro que es el punto, muñeca, dime que te dijo porque bien claro fui al decir que no quería que se cruzase contigo otra vez.

—Lo tenía todo bajo control.

—No es así. Amelia, no es la primera denuncia que recibe la universidad por el comportamiento poco profesional de ese profesor, deberás entender que cuando me enteré de eso no pude dejarlo pasar.

—¡Rámses te lo contó!—señalé lo obvio.

—Claro que sí, y yo lo investigué. No quiero que se acerque más a ti, se lo dejé claro así que si lo vuelve a hacer espero que me lo digas, odiaría tener que enterarme por terceros, Amelia—muy pocas veces había escuchado a Mike molesto, nunca conmigo, pero había una primera vez para todo.

—¿Pero y las clases?

—Te asignaron al otro profesor que da la materia. En cuanto puedas ve a la secretaría para que te den el nuevo horario. Y también mandé a revisar tus exámenes, no confío en que hayas sido evaluada justamente.

No Juzgues La Portada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora