CAPÍTULO 32. Código Margarita

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—No es mi estilo y no es que mi novia no me deje, tampoco estoy sometido

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—No es mi estilo y no es que mi novia no me deje, tampoco estoy sometido. Y además, ella no es de ese tipo de celosa—me explicaba Ulises.

—A mí ni me invitaron—murmuró Jeremy mientras le mostraba unas cosas a Amelia en su computadora.

Él la hacía reír y eso me agradaba, aunque igual lo vigilaba de cerca. Solo por si acaso.

—¿Pero quieres ir?—le preguntó Ulises.

—La verdad es que no—Jeremy señaló algo en la pantalla que hizo a Amelia emocionarse y pedirle que se lo enviase a su correo.

¿Qué hacían estos dos?. Miré a mi hermano y achiné los ojos, él los rodó pero se acercó con disimulo para ver lo que hacían.

—¿Hayden no te da permiso?—le preguntó Amelia a Jeremy y lo dejó expuesto, porque apenas asintió, se ruborizó—. Puedo insistirle si quieres.

—No, está bien. En realidad no es que tenga ganas de ir, pero que me lo prohibiese solo por estar enfermo es sobreprotector.

—Se preocupa por ti—respondió Donovan.

—¿Enfermo de qué?—Isaack preguntó mientras le ofrecía otro trozo de pizza.

—Me intoxiqué. Un poco de vómito y fiebre, nada grave.

—Pero eres su hijo, por lo que en lenguaje Hayden significa que estás en cuarentena y observación continúa—expliqué. Todos lucieron sorprendidos como si hubiesen olvidado de que me encontrase en el mismo lugar que ellos.

Había permanecido callado todo este tiempo, estaba ideando algún plan para recuperar a Amelia. No había hecho nada para demostrarle mi amor, pero mi arrepentimiento lo evidenciaba cada vez que podía y ella me dejaba. No le gustaba hablar del tema por más que yo insistiera, era doloroso para ella, pero también para mí porque la había lastimado. Sin embargo, no me quedaba duda de que sabía que lamentaba mucho lo ocurrido y sobre todo, que no lo volvería a hacer.

Pero ahora quería dejarle claro cuán grande era mi amor por ella. Por eso llevaba casi una hora viendo videos de sorpresas entre parejas. Tratando de dar con una idea original.

—¿Entonces, iremos a la fiesta?.

—¡Claro que sí!—respondió Donovan por todos—, menos tú, Jeremy, lo lamento, si Hayden te manda reposo, debes cumplirlo. Además, no quiero hacerlo enojar, nunca se sabe cuándo necesitaré un favor de su parte.

El jugador de futbol americano, sonrió con picardía y francamente no entendí el por qué, pero Amelia si le comprendió, y eso me enojó. Le achiqué los ojos una vez más a Gabriel y está vez él estaba tan confundido y curioso como yo. A este paso, si seguían con los misterios, me volvería chino.

—Ni yo. No iré chicos, en serio, diviértanse—dijo Ulises.

—Te dejaremos de insistir si nos dices por qué no quieres ir, pero di la verdad—presionó Gabriel.

No Juzgues La Portada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora