EPILOGO

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04:00 am

La llamada insistente de Jeremy fue lo que me despertó. Angustiada y un tanto desorbitada tomé el teléfono. Mi primer pensamiento fue para Hayden.

—Mi papá me escribió—fue lo que dijo en cuanto atendí.

—¿Esta bien? ¿Le pasó algo?—mi corazón martillaba con fuerza.

—No Hayden. Mi papá biológico. Me mandó un mensaje.

—Pensé que no lo habías conseguido.

—Y no lo he hecho.

—¿Y que te dice?.

—Hola Jeremy, soy tu papá.

—¿Solo eso?

—Solo eso. ¿Verdad que es raro?. Porque si él me consiguió creo que debería escribir algo más que eso. Su nombre por lo menos. Quizás es una broma de algún imbécil, aunque nadie sabe de esto a excepción de ti.

—¿Y probaste llamar a ese numero? ¿Respondiste algo?.

—No y no. Digo, quería hacerlo, pero si es una broma quedaré como un estúpido, pero si de verdad es él, deberá hacer algo más que mandar un mensaje anónimo. Tiene que llamarme, pedirme para vernos. Darme la cara.

—En eso tienes razón. Me asustaste Jer, la próxima vez por favor comienza por decir que no es Hayden. Creo que me acaba de dar un pequeño infarto.

—Lo lamento Mía. Vuelve a dormir, hablamos mañana.

Y me colgó el muy desgraciado, dejándome desvelada a las 4 de la mañana. Era imposible que pudiera volver a dormir.

Salí de la habitación y me senté en el sofá a ver televisión, algunas de las series que solía ver habían sido actualizadas así que podía aprovechar este tiempo mientras me tomaba un poco de café con leche.

En cuanto lo probé algo me supo distinto en la boca, un sabor que inmediatamente me disgustó y aunque no seguí tomándolo, lo poco que tomé fue suficiente para que el estomago se me revolviese. Revisé el cartón de la leche y olía espantoso, estaba descompuesta así que vacié el contenido en el lavaplatos, pero fue demasiado para mi, terminé con arcadas, aunque sin nada en el estomago no tenía que vomitar.

Regresé al mueble molesta con Jeremy porque podría seguir durmiendo hasta tarde. Era domingo, tenia que ser un pecado levantarse tan temprano y un delito para quien fuese el culpable. 

09:00 am

Los chicos se despertaron y me ofrecieron desayuno, sin embargo mi estómago seguía revuelto por la leche agria. Eran las 9 de la mañana cuando recibí una llamada de Mike.

—Muñeca ¿Cómo estás?. Lamento despertarte tan temprano un domingo.

—No te preocupes Mike, estoy despierta desde temprano. Yo estoy bien, ¿y tu?.

—¿Rámses también está despierto?.

—Si, está aquí a mi lado, ¿te lo comunico?.

—No, solo quería asegurarme de que no estuvieses sola.

—Mike, ¿Qué pasa?.

—Pon el altavoz, muñeca.

Hice lo que me pidió y luego de que finalizaran los saludos de Gabriel y Rámses, Mike se aclaró la garganta y comenzó a hablar con el tono de abogado que usaba para situaciones delicadas.

—Amelia, el día de hoy me informaron que Rosalía acudió a la prisión a visitar a Stuart. Cuando una mujer acude a visitar es revisada para asegurarse de que no ingresará nada ilegal a las instalaciones. Hacen alguna serie de movimientos para saber que no tienen nada introducido en sus cuerpos.

No Juzgues La Portada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora