CAPÍTULO 12. Terremoto

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Pov Gabriel

—¿Quién hará las conclusiones?—pregunté por tercera vez.

Odio hacer trabajos grupales, sobre todo cuando todos van bien en sus materias y poco interés tienen en sacar la mejor nota. No podía darme el lujo de perder ningún punto en los trabajos porque estoy siendo un desastre en los exámenes.

Tres horas teníamos tratando de empezar a hacer los trabajos y no habíamos avanzado en nada, salvo en lo poco que yo había hecho. No podía hacer todos los trabajos solos, así que me tocaba lidiar con este grupo de desadaptados y tratar de hacer que se concentraran. Era demasiado trabajo para mí solo, de lo contrario ya los hubiese abandonado a su suerte.

—Yo hago el índice—se burló Scott.

—Vamos a poner orden, de lo contrario no terminaremos nunca—insistí bastante obstinado de la situación.

Amelia me avisó que casi estaba lista para salir y nosotros seguíamos en la casa, no quería que estuviese usando el transporte público...

Amelia.

Esa es la solución.

—Necesito que vengas aquí Beleza—le rogué por mensaje—. Necesitamos tu orden, ven en tu mejor faceta Blair, pero ven rápido. Te mandaré la dirección. ¡Ni se te ocurra tomar un taxi en la calle, pide un Uber!.

—Las tarifas de los uber son más costosas. Llegaré casi en el mismo tiempo si tomo un autobús—respondió, a veces Amelia era demasiado testaruda.

—Uber, por favor. Es más yo lo pediré por ti. No hagas que me sancionen como usuario Beleza.

Tal como dije ingresé a la aplicación y solicité el traslado, es que como Rámses se enterase... Mi papá se llegaba a enterar de que Amelia andaba tomando taxis en la calle... La verdad es que no es tan inseguro, pero ellos son los suficientemente paranoicos como no querer escuchar ningún sermón de su parte.

Veinte minutos después el timbre de la casa de Scott sonaba, anunciando la llegada de mi rescatista.

—¿Alguien ordenó una pelirrosa muy atractiva?—gritó Josh.

—¡Es Mía!—grité levantándome de la silla donde seguía intentando avanzar en los trabajos.

—¿Es tu novia?—preguntó curioso mientras la dejaba entrar.

—Me llamo Amelia, me dicen Mia.

La comprensión cayó sobre Josh.

—Menos mal que llegaste—la saludé con un beso en la frente y la conduje hasta la sala donde estábamos todos reunidos—. Tenemos que hacer tres trabajos distintos y pues...

Ella miró a su alrededor y comprendió la situación sin que yo tuviese que dar más explicaciones, sobre todo porque Scott, Josh y Connor jugaban en la consola.

No Juzgues La Portada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora