CAPÍTULO 35. La novia de Mike

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Mike entonces tomó de la mano, en evidente muestra de confianza y amor, a su novia. Ella llevaba un vestido negro muy sexy, con una sonrisa tan radiante como la de él, llena de orgullo y felicidad.

Johana Ehrenfeld, lucía espectacular al lado de su novio.

—Merde – Mierda—murmuró a mi lado Rámses

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Merde – Mierda—murmuró a mi lado Rámses.

Fernando estaba paralizado en su sitio, sin poder despegar la mirada de quien es su mejor amigo y de quién era su crush y su mano derecha.

Mike saludó a todos sus trabajadores y cuándo fue el turno de saludar a su ahijado, algo tuvo que decirle el portugués, porque Mike se giró hacia el público buscando con miedo esa cara que sabía que lo estaba juzgando en ese momento.

Los ojos de Mike se trabaron con la mirada de Fernando y estoy segura de que para ellos el mundo dejó de girar a pesar de que los aplausos y vítores continuaban.

Gabriel miraba la escena horrorizado, siendo presa del pánico y colapsando a la presión que estuvo sintiendo por días, desde el momento en que Fernando anunció su visita sorpresa al lugar.

Hayden estaba al otro lado de la oficina, había anunciado que llegaría tarde por una emergencia en el hospital, pero en cuanto llegó y vio la escena del que todos eran ignorantes, comprendió la gravedad del asunto.

El anfitrión condujo a Mike hasta el centro de la tarima y le entregó el micrófono, recordándole que era el momento de dar sus palabras. El abogado, siempre elocuente se encontraba mudo, miró a Johana y solo entonces me di cuenta que ella también tenía la misma cara de terror que todos los que conocíamos del triángulo amoroso. Sin embargo, supo recomponerse y animó a Mike a dar sus palabras.

—Gracias a todos por venir, a mi familia por siempre apoyarme, a mi novia por creer en este proyecto y seguirme hasta acá; A todos los clientes y amigos que se tomaron la molestia de venir a celebrar conmigo este nuevo logro. Gracias.

Sus cortas palabras nos dejaron a todos confundidos, esperábamos un mayor discurso y creo que él también lo tenía preparado.

Se apresuró a bajarse de la tarima pero muchas manos que deseaban felicitarlo, lo retenían.

Fernando apuró lo último que quedaba de su copa, de la de Rámses y de la mía y sin ni siquiera despedirse se dirigió a la salida.

Mike lo llamó, por encima de la multitud, pero Fernando no se giró aunque si tuvo que haberlo escuchado. El abogado se desprendió de las personas, sin perder su sonrisa y lo vi correr hasta la salida por donde segundos antes Fernando se había ido.

—¿Lo sabías?—le pregunté a Rámses.

—Lo sospechaba, y cuando Gabriel cayó en ese estado de pánico, lo confirmé.

Gabriel llegó hasta nuestra mesa y nos señaló a Hayden, quién también se apresuró a salir por la misma puerta que sus amigos.

—Tenemos que ir—les dije, pero Rámses evitó que avanzara.

No Juzgues La Portada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora