TILL THE END.
M O R G A N
Mi golpe ya había pasado, después de cuatro días en “coma” y otros cuatro para revisiones, parecía estar bien para volver a casa.
—Aquí están sus papeles señorita Rodriguez... Espero nunca volverla a ver por aquí —guiña el ojo él doctor.
—Crea me, ni yo —sonrío.
—¿Ya esta todo listo? —pregunta Derek emocionado.
—Si, ella solo debe firmar estos papeles y se puede retirar a su casa.
Comienzo a firmar los papeles y apenas término, él doctor se retira junto con Derek para poder cambiarme. Me sentía feliz por salir de aquí, pero a la vez no tenía muchos ánimos de volver a casa, había tenido ese mismo sueño de cuando desperté, una y otra vez, comenzaba a preocuparme, por eso le conté a Ella sobre ello, pero aun que sus palabras fueron más bien de apoyo, no encontraba ese refugio que buscaba.
—¿Lista?
Él enfermero que me estuvo atendiendo en mi estadía me esperaba afuera de mi habitación con una gran sonrisa y un café en mano.
—Si, ya me voy —murmuro.
—Lo se, extrañare molestar te en las mañanas.
—¿seguro que solo en las mañanas? —alzo una ceja y él ríe.
—Cuidate Morgan, y no descartes lo que te dije —me advierte.
—Claro que no —tomo el café de la mano.
—¡Espera! —me doy la vuelta— Tu flor diaria —me la entrega, y sonríe.
Sin decir nada, le sonrió como despedida y salgo a la entrada, él me llevaba una flor diaria en la mañana para que la habitación no se sintiera tan muerta, junto a un café y algo de comer, esta tan bueno... Agh, pero tengo novio.
[…]
E L LA
Sabia que hoy salia Morgan del hospital, pero le puse de pretexto que tenía trabajo para no ir, y de hecho si tengo trabajo, pero no al nivel de no poder visitarla, hoy era mi ultimo día para decidir si aceptaba el trabajo o no, nadie sabia sobre la oferta más que Zachary y mi mamá, me parecía duro comentarle a Morgan en este estado que renunciaría a ella por otra persona, no podía hacerlo, pero si me quedaba con ella... Perdería posiblemente la mejor oportunidad de mi vida, y lo que siempre e soñado.
—Buenos días bebé —Zachary baja tallando sus ojos.
—Buenas tardes más bien —río.
—¿Que hora es? —pregunta confundido.
—12:30 pm.
—Mierda —sube corriendo.
Zachary tiene unos días que se esta quedando conmigo, intento ver que es estar con él casi siempre, y para ser sincera: es lo mejor del mundo.
Mientras tomaba mi mentón y sonreía a la nada, pensando en Zachary, tocan la puerta, y me levanto a atender.