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Probablemente Jungkook había estado de maleante o de ladrón en ese tiempo que pasó con la familia de acogida, porque, después de aporrear mi puerta unas cuantas veces más, subiendo de intensidad ya que notaba que se empezaba a cabrear, acabó entrando por la ventana. Como una especie de ninja sigiloso que ataca por la espalda de un golpe seco.

A mí no me dio un golpe seco, sino que me tapó la boca para que no gritase mientras me obligaba a caminar junto a él hasta que me giro para tirarme a la cama, aún sin dejarme emitir una sola palabra. Se posicionó encima de mí, sin hacerme daño, pues se sostuvo de sus rodillas mientras me miraba con gran intensidad. La gran intensidad que solo había visto procedente de esas esferas negras y no de otros ojos más observados de por ahí.

—Ya te había avisado de que venía. ¿Por qué no me has abierto la puerta? —susurró en mi oído una vez que se agachó, permitiéndome oler su perfecto aroma, dando a entender que se había duchado recientemente por el olor a champú y gel que desprendía.

Y yo, como poca inteligente, me había quedado fijamente mirando la puerta, en vez de acostada entre las sábanas, así que decir que estaba dormida, no era un buen plan ni desde lejos.

—Perdón, n-no me acordaba ya de eso —solté una vez que dejó mi boca libre.

—Haré que te creo, ya que será mejor para ti —colocó la mano con la que me había impedido el habla a un lado de mi cabeza, al igual que la otra, dejándome aprisionada entre él y la cama—. ¿Sabes? Estás más guapa ahora, más desarrollada.

—Eh... G-Gracias, tú también has cambiado —susurré agudamente.

—¿A sí? ¿En qué? —me señaló con la barbilla, dándome a entender que hablase.

—Físicamente, y personalmente un poco, porque desde que has llegado no me has tratado mal como antes.

—Aún es pronto, Lisa. Acabo de llegar —negó con la cabeza y rio, como si le hubiese contado una especie de chiste un tanto malo.

Aquella frase solo me pudo dar a entender que, aunque aún no me hubiera acosado, lo haría. ¿Cuándo? Ni idea. ¿Por qué? Ni yo ya sabía responder eso. Hacía un tiempo podría haber dicho que era para congeniar con el resto, pero es que ni eso era. Caminaba con la soledad agarrada de su mano por los pasillos, y así era siempre. Pero, claro, yo no era la más indicada en hablar de eso porque, en cuanto a amistad, era la versión femenina de él.

—¿Te puedes apartar, por favor? —le pedí amablemente. El nerviosismo me recorría las venas en este preciso momento.

—Estoy cómodo aquí, pudiendo observar tu belleza —soltó sin tapujos.

Comencé a sentir mis mejillas calentarse por la vergüenza antes ese cumplido, que no sabía si creer o dejarlo pasar, pero mi cuerpo hizo por sí solo lo primero.

—Deja de decir esas cosas, por favor, no me gusta.

Mentira; me gustaba, me encantaba.

—¿Por qué? ¿Te molesta que te diga que eres guapa? —soltó una risita y se agachó de nuevo, cerca de mi oreja derecha—. ¿Acaso te pongo nerviosa, es eso?

Y dio un beso en mi lóbulo, sin dejarme contestar porque no podía, y menos cuando descendió sus labios hasta mi barbilla, para dar otro beso ahí. Repartió unos cuantos más, ascendiendo hasta mi mejilla izquierda y luego bajó a mi cuello. Estiré la cabeza hacia atrás por inercia, dejándole más espacio para que siguiese con ese placer que me estaba sirviendo. Pude notar su sonrisa antes de que siguiese con la tarea.

No le paré, estaba más enfocada en casi desgarrarme el cuello para que Jungkook recorriese cada rincón de él. Soltaba pequeños jadeos que parecían gustarle.

𝗢𝗥𝗣𝗛𝗔𝗡𝗔𝗚𝗘 ♡ [Lizkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora