𝗢𝗥𝗣𝗛𝗔𝗡𝗔𝗚𝗘 ♡ [Lizkook]

♡23♡

El tiempo había mejorado un poco, pero yo seguía con mis camisetas de manga larga, sin quitar la venda que ocultaba aquella cicatriz modificada a una letra. No me atrevía a arriesgarme sabiendo que los únicos que éramos conscientes de eso fuéramos Jungkook y yo. Y de por sí, lo único que quería hacer en los días de paz y tranquilidad era no pensar en su persona después de todos los problemas en los que me metía por su maldita culpa. Simplemente pedía que desapareciese por un tiempo, solo que, sin certeza, no sabía si quería que lo hiciese él o yo. Además... ¿Hee-sook? Desde luego si era ella había pegado un cambio radical, porque no la reconocí ni por asomo.

¿Y sus paletas separadas?

¿Y su pelo tan largo y negro?

¿Y aquella sonrisa diabólica con la que me acosaba?

Me parecía tan extraña y diferente que me asustaba de alguna forma en particular.

Nada tenía sentido, porque, ¿qué narices hacía Jungkook con ella cuando le acosaba de pequeños y le pegaba al igual que a mí? No sabía la respuesta, y sin embargo me cabreaba el haberlos visto juntos y besándose.

Con unas sacudidas de cabeza y unas palmaditas en mi mejilla derecha conseguí salir de los pensamientos que me carcomían y los cuales y casi ni me dejaban disfrutar de las ventajas de estar en la ciudad y no en el orfanato. Decidí salir, planteándome algunos sitios a los que nunca había ido mientras pasaba el peine por mi pelo, colocando mi flequillo lo mejor que pude.

Me conocía bastante bien la ciudad; haber visto mapas y haber memorizado rutas de más pequeña en verdad sí me había servido, aunque algunas veces incluso yo misma me había dicho que no.

Alisé mi falda azul marino mientras observaba a Ro dormir su típica siesta, sin querer despertarla por si la molestaba o algo por el estilo. Recorrí el pasillo hasta salir del todo a pasos pequeños, sonriendo un poco al saber que mis mejillas no iban a estar tan sonrojadas debido al frío. Las mangas de mi camiseta beige estaban bajadas por completo, notando un poco de abultamiento en la zona de la venda, sin darle mucha importancia y empezado a andar por la casi solitaria acerca. Mis piernas en sí no eran la gran maravilla, por lo que no me iba a preocupar por una cicatriz que ni se me veía.

Pasé unas cuantas veces mis dedos por detrás de mis orejas, llevando con ellos mechones de cabello rebeldes que me molestaban chocando con mis ojos. Me gustaba mirara los bonitos árboles de la zona. Después de aquello que me había revelado Jungkook ya no sabía qué hacer, ni con mi vida, ni con mis pensamientos... con nada. Ahora simplemente podía ir si rumbo algunos, sin saber qué podía encontrarme y solo pudiendo desear que fuese algo mucho mejor de lo que pasaba, porque me estaba hartando con facilidad.

Le había dejado con la boca entreabierta, parado en aquella esquina, sin regresar donde estaba aquel gruñón adolorido sin pedir ayuda; continuando pensando por una vez en mí misma. Me sentí bastante mal al dejarle más o menos tirado, pero es que, entre el primer beso que presencié, el segundo que me lo llevé yo junto al extraño comportamiento de Yoongi y de la noticia sobre la antigua chica que me pegaba cada dos por tres, ya tenía suficiente y solo pude marcharme. Una parte de mí se sentía más que culpable, diciéndome que al menos podía haberme quedado allí y haber hecho algo, y la otra me cuestionaba el qué podía elaborar mi mente, porque no era médico ni sabía cosas sobre medicina. Lo que mejor se me daba era lloriquear y huir de la misma persona sin cansancio, al menos al principio, porque me mosqueaba soportar siempre lo mismo.

Llegando a una conclusión rápida y sin mucho rebuscamiento: no sabía quién era. No me reconocía para nada.

Conforme mi vista estaba puesta en otro lugar fuera del lugar por donde caminaba, acabé chocándome con una silla negra, arrastrándola con mi paso y haciendo un sonido horrible que provocó que hiciese una mueca de disgusto, y esta se intensificó al notar quién era el que estaba en la mesa cuando fui a disculparme.