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Antes de que pudiera salir, Jungkook agarró mi antebrazo e hizo que mi espalda chocara contra su pecho duramente. Mi corazón comenzó a bombear sangre mucho más rápido de lo normal. El pulso lo tenía por los aires.

Se acercó a mi oído y me susurró:

—¿Hueles eso? Es tu miedo... Y me pertenece —plantó un beso en la zona y después me soltó, dándome una nalgada en el proceso.

Con una mirada confundida salí al patio, donde Yoongi me esperaba con unas escobas y un recogedor; su cuerpo apoyado en la pared, tirando una piedra hacia arriba y luego dejándola caer en su mano.

La frase de Jungkook se me hacía rara y verídica a la vez. Era el segundo momento en el que la oía y aun así no la comprendía del todo. Es decir, no me era muy normal que me susurrase eso cuando me notaba nerviosa, aparte de que no estaba segura de si había pasado el límite de nerviosismo y miedo.

Mi único propósito era olvidarla de momento, y eso era lo peor que podía haber hecho: olvidar o dejar de percatarme de lo que Jungkook hacía. Al menos estando consciente de lo relacionado que estaba conmigo en, prácticamente, todo.

—¿Siempre vas a ser así de desagradable conmigo? —le pregunté al malhumorado, dando un paso atrás al notar que la piedra casi me escalabra.

No sabía si se había aproximado más a mí porque sí o por algún movimiento suyo; sin embargo, me era más propio de él la segunda opción.

—Supongo. Es que contigo me sale natural —sonrió falsamente y acabó tirando la piedra fuera de la verja—. Fíjate si es real nuestro afecto y amor.

—¿Qué te pasa? —agarré su mano por acto reflejo, pero desde luego que no me esperé aquel manotazo agresivo, seguido de su cara enfadada.

—¿De verdad estás tan sumamente ciega? —se señalaba los ojos y gesticulaba en exceso, sin poder parar de quejarse sobre mí.

—¿De qué me hablas, Yoongi? No entiendo nada y tú no lo mejoras —a ese paso ya no sabía ni dónde me encontraba. Estaba más perdida que en un laberinto.

¡Me había salido con esa pregunta de la nada!

—Respóndeme a algo —elevó su mano hasta el puente de su nariz, agarrándolo y presionándolo levemente—. ¿De verdad te lo tenías que haber follado? ¿Te tenías que acostar con él?

—¡Por Dios, Yoongi, háblame claro y sé directo! —le grité, sin poder contenerme más, pues si me quedaba callada, sabía que él no terminaría por decirme lo que le pasaba y sería otra cuestión para el montón.

Lo que menos quería.

—¡Me gustas, joder! ¡Me gustas! —gritó histérico, enterrando sus manos en su sedoso y posiblemente suave cabello—. ¡Todos esos besos eran porque en verdad los quería! ¡Que me portase mal contigo era para intentar esquivar mis sentimientos y autoengañarme! ¡Una de las razones por las que odio a Jungkook es porque él si es cercano a ti y yo no! ¡Me gustas y he demostrado todo lo contrario porque soy un estúpido que la caga en todo!

Y, entonces, pasó lo que pensaba que jamás vería en mi vida: Yoongi comenzó a llorar. Juro que intenté de todas las formas posibles volver a agarrar su mano, pero era tan terco y yo tan tonta por quedarme quieta, que solo se apartó mientras secaba sus lágrimas con el dorso de su mano.

O es que a lo mejor no era tan terco, sino que estaba dolido. Y yo estaba lo suficientemente ciega como para no darle tanta importancia.

—Déjalo. No vales la pena como pensaba. Vete a follártelo de nuevo, que es lo único que sabes hacer, al igual que yo cagándola con cada persona que me llama la atención.

𝗢𝗥𝗣𝗛𝗔𝗡𝗔𝗚𝗘 ♡ [Lizkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora