♡31♡ (SEGUNDA PARTE)

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Dos años y medio atrás – Narrador omnisciente

Jungkook observó la sangre de sus manos tras haberle dado cinco puñaladas a BamBam a lo largo del torso, desangrándose con lentitud en el sucio suelo, mientras más sangre se derramaba por su boca de gruesos y captadores labios. Fue el primer acto de asesinato cuando el chico que se estaba muriendo le ofreció la lata de cerveza, ganándose que Jungkook le hiciera una especie de llave aprendida en esas clases de defensa personal, pegando su pecho a la espalda del otro y comenzando a meter el cuchillo en el estómago de su pobre amigo, casi sin compasión y con la rabia reflejada en sus ojos. Todo por ella. Todo por Lisa.

Mataría a cualquiera con tal de estar a su lado de por vida.

—¿P-Por...? ¿Por qué lo... lo has he-hecho? —cuestionó dificultosamente BamBam, tapando con sus manos lo más que podía esos agujeros creados por el afilado y brillante cuchillo.

—Es ella... Todo es ella —respondió agudamente, con la voz cortada ante el dolor de garganta que se le empezaba a instaurar.

—¿Q-Quién?

—Lisa, tu hermana. Lo siento, tío, pero no puedo dejar que la alejes de mí. Tú la has conocido desde hace poco y yo desde pequeño. No es justo. Es mía.

—No... No te entiendo...

—No tienes por qué hacerlo —dicho esto, se acercó con sus últimas intenciones. Le tapó la nariz y la boca para que no respirase y así dejase este mundo, sin tener que seguir comiéndose la cabeza con todas las preguntas que le empezaba a hacer sobre la chica de sus sueños.

Sin poder creerlo y a la vez haciéndolo, saltó hacia atrás, cayendo de culo al ver que BamBam ya se había ido para siempre. Sus ojos estaban lagrimosos y ciertas gotas de agua resbalaban por sus sonrojadas mejillas. El llanto se hizo presente en la sala, y deseaba que, de cierta forma, también se pudiera oír el de BamBam por cualquier tonto motivo para no sentirse el asesino que era.

Había matado a uno de sus mejores amigos. Lo había hecho por otra persona. O porque en realidad era un jodido egoísta que se alteraba a la de nada y cometía actos como el que recién había hecho para no tener que hablar las cosas.

Le daban miedo las palabras, pero no apuñalar a alguien hasta su último suspiro.

Era tan cobarde que lo sabía, mas no lo asimilaba. Tenía que ser fuerte, por él mismo y por su bella princesa. Y, sin embargo, por mucho que engañase a los demás, no podía hacerlo consigo mismo.

Notó el temblor de sus manos pasados diez minutos de contemplar el cadáver. Algo en su alma pedía un milagro para revertir las cosas. Juntó las manos y pidió una y otra vez a lo que fuese que había en el cielo que le perdonase y trajese a la vida a su querido BamBam. A ese maravilloso amigo que solo le había ayudado y apoyado en todo desde el primer minuto de charla.

No ocurrió. Claro que no lo hizo. Ahora le tocaba arrepentirse más de lo que lo estaba haciendo y seguir con ese asesinato que no iba a ser olvidado nunca.

Ni por Yoongi, quien acababa de pasar a la casa, alegre de que sus padres le hubiesen dejado libre de la cena con su tía, borrando la sonrisa al instante de contemplar la horrenda escena que le había oscurecido una parte de su corazón y le había cambiado radicalmente. Veía a Jungkook, arrodillado ahora, mirando sus manos antes de apartar la vista y posarla en el nuevo integrante de esa casa. Luego deslizó su mirada hasta su otro amigo, con hipidos y lágrimas ya sueltas y libres, corriendo al inerte cuerpo y levantándolo un poco del suelo, pegándolo a su pecho y juntando sus frentes mientras sentía el desgarro en lo más profundo de su ser. Un desgarro que significaba el olvido de la verdadera amistad y de la confianza por casi todas las personas del mundo. De la confianza que le había costado darle a Jungkook y la cual acababa de romper de la forma más asquerosa y abominable.

𝗢𝗥𝗣𝗛𝗔𝗡𝗔𝗚𝗘 ♡ [Lizkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora