Capítulo 10: Ser amado en verdad.

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    1. Pasar el tiempo con amigos, mis nuevos amigos.

    2. Disfrutar de las noches de verano.

    3. El helado gigante chocolate.

    4. Leer y escribir de vez en cuando.

    5. Preparar postres con compañía.

    6. Nadar.

    7. Hablar con Jasper Jones.

    8. Ir al lago con Peri.

    9. Disfrutar de las bromas y cualquier cosa que me haga reír.


    Suspiró y cerró su libreta, estaba segura de que faltaban cosas por anotar, pero por ahora sólo quería bajar a comer algo.

    Era viernes por la tarde, no tenía mucho que había llegado de la preparatoria. Ese día había estado algo pesado, pero no quería dormir tan temprano.

    Miró su teléfono para saber la hora, apenas pasaban de las siete y la cena ya estaba lista.

    Cuando se sentó a comer todos estaban en su mundo, ocupados con sus temas, y por mucho que quisiera hablar de algo temía por que las cosas terminaran descontrolándose.

    Así que tal vez debía comer en silencio.

    Y así lo hizo.

    Terminando de cenar fue a lavar los trastes, se puso a pensar en cómo antes su madre le pedía que hiciera muchas cosas de la limpieza y ahora ella lo hacía sola, sin que nadie le dijera y por costumbre.

    Últimamente había aprendido a hacer más cosas, y aunque fueran muy simples le hacía sentir mejor.

    Se sentía más útil, era satisfactorio.

    Cuando acabó de limpiar en la cocina decidió salir un rato, sentarse en una de las mecedoras junto a la puerta, distraerse un poco.

    Después de atravesar la puerta se encontró con su abuelo sentado en una de ellas, a lado, en la mesita, se encontraba una taza y una especie de libro, cuando lo vio bien supo que era un álbum.

    —Hola —suavizó su voz y sonrió al verlo a la cara.

    —Lapis —quitó su vista de la calle para encontrarse con la joven de cabellos oscuros—. ¿Vas a sentarte?

    Ella asintió y tomó asiento casi enfrente de él.

    —¿Qué hace, abuelito?

    —Recordando.

    —¿Qué recuerda?

    —Mi juventud.

    —Oh... hace muuuuucho tiempo —rió.

    —Ey, no fue hace tanto —rió también—. Tal vez unos cuarenta y algo de años...

    —Ah, y no fue hace tanto —sonrió.

    —A veces se siente como mucho, a veces no —se recargó y suspiró.

    Lapis respiró profundo y miró a la calle, ya casi era de noche y algunas personas andaban afuera.

    Vio a Conrad y a Marlon pasear, hace mucho que no había incidentes con ese perro; y la vecina Linda ahora tenía un novio bastante agradable y divertido, tenía un gato y siempre peleaba con trapeador. Era gracioso verlos a ambos correr persiguiendo a sus mascotas.

Temores | LapidotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora