Lapis subió la última bolsa con sus cosas a la camioneta del abuelo, dando un suspiro se rascó la cabeza y vio hacia su casa.
«Al fin otro lugar»
Sonrió levemente y caminó hacia la puerta, entrando y viendo a su familia reunida en la sala y platicando.
—Ya está todo listo —avisó la peliazul al hombre de edad avanzada.
—De acuerdo —se puso de pie—. Entonces nos vemos después —dijo hacia la pareja.
Ellos asintieron, la joven Larimar solo despegó su vista del teléfono y sonrió. Lapis Lazuli le dio un beso y un abrazo a su hermana, avanzando después hasta la puerta, siguiendo a su abuelo.
—Lapis.
La voz de su madre la hizo detenerse, volteando de inmediato.
—¿Sí?
—¿Estás segura de querer irte?
—Ya hablamos sobre esto —sonrió levemente—. Los amo, pero estar aquí con ustedes me está atascando, y justo en este tiempo necesito decidir qué haré después en mi vida. Necesito sentirme tranquila, en calma, no creo lograrlo aquí. Además, le haré compañía al abuelo en este tiempo —hizo un breve pausa—. Espero que lo entiendan —los observó a ambos.
—Claro que sí —habló su padre.
La mujer de cabellos oscuros asintió, avanzando hacia ella y dándole un abrazo. Lapis cerró los ojos y le correspondió, se debatía entre dejarse sentir incómoda o amada.
Pero bueno, ya estaba acostumbrada a no saber cómo sentirse cuando algo de sus padres se trataba. Se separó de ella y de inmediato le siguió su padre, como era más alto podía poner su cabeza en su pecho.
—Gracias —murmuró.
La ojiazul se separó y salió sonriente de su casa, yendo con prisa hacia el pasillo, a lado del portón tenía la maceta con la flor que Peridot le había regalado en su cumpleaños.
—No creías que te iba a olvidar, ¿o sí? —la tomó con precaución y la cargó hasta la camioneta.
Subió al asiento del copiloto, aún sujetándola. Volteó a ver a su abuelo, quien le sonrió antes de arrancar.
En todo el camino se la pasó viendo por la ventana, apreciando de nuevo el vecindario.
Sentía como si fuese a dejar de manera definitiva aquel lugar, aunque en realidad viviría a menos de media hora y de vez en cuando iría de visita más que nada para ver a su hermana.
Cuando iba a mitad de camino su teléfono recibió un mensaje, de inmediato lo revisó.
¿Entonces sí nos veremos mañana?
Recuerda que yo también me voy :(
Apenas empiece la otra semana ya tendré que estar llevándome mis cosas
Lo sé, Perla
Claro que nos veremos, necesito despedirme bien de ti, tampoco te veré en mucho tiempo
😞
Excelente<3
Lapis Lazuli sonrió y apagó su teléfono, llevando su vista nuevamente hacia afuera. Algunos minutos después al fin se encontraban en el vecindario del abuelo. La peliazul saludó sonriente desde la camioneta a una señora que vivía en esa calle.
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Temores | Lapidot
FanfictionPara Lapis Lazuli las cosas no están bien, nada en su vida parece estarlo. Una noche al escapar de casa en un intento de distraerse y tal vez acabar con todo se encuentra con una persona que jamás pensaría, cambiaría muchas cosas.
